Las habilidades y capacidades infantiles de los niños a cada edad

Para la gran mayoría de los padres sus hijos son capaces de hacerlo todo, son los más listos y los más espabilados. Esta actitud, que en cierta medida es necesaria ya que sirve para fomentar la autoestima del pequeño, no debe cegar a los padres impidiéndoles ver los límites de su hijo, ya que por mucho que se empeñen no podrá aprender a correr antes de empezar a andar.

Siempre hay niños que alcanzan antes que otros determinadas habilidades y desarrollan sus capacidades con mayor rapidez, pero en líneas generales todos los niños siguen una serie de fases en las cuales serán capaces de hacer unas cosas u otras.

Es importante conocer de que son capaces nuestros hijos y a partir de ahí hacer dos cosas, por un lado no exigirles más de lo pueden hacer y por otro poner a su alcance todas las posibilidades con tal de no limitar su desarrollo.


El niño no debe limitarse a hacer lo que a los padres les gusta


Puede que queramos que a nuestro hijo le guste el fútbol, la medicina o la escritura y por ello centremos nuestros esfuerzos en desarrollar estos aspectos con juguetes o actividades que les motiven hacia estos campos. Pero si hacemos esto lo que realmente estamos consiguiendo es limitar las habilidades y capacidades de nuestros hijos en otras áreas. Puede que lo que se le de realmente bien sea la música, la pintura o las matemáticas, por lo tanto nuestra misión como padres es ofrecer a nuestros hijos toda la formación, todas las oportunidades y será el mismo el que acabará descubriendo aquello que desea potenciar.

En este proceso, que parte de una educación abierta y positiva, es necesario respetar sus ritmos. Antes de los dos años es imposible que un niño tenga la habilidad para patinar, tampoco va a contar con la capacidad para hacer sumas y restas, aunque si que es ya capaz de entender órdenes sencillas o seguir el ritmo de una canción. Cada año que pasa el menor va a ir incrementando sus potencialidades, será capaz de atarse los cordones, vestirse solo, encestar una pelota, leer, aprenderse una canción… De lo que se trata es de saber valorar cada nuevo paso que da nuestro hijo y no centrarnos solo en unas pocas de sus capacidades, siempre podremos potenciar aquello que más le gusta pero sin descuidar otras áreas.


Aprender idiomas, practicar deporte, música y un par de cosas más: demasiadas cosas según la edad


Esto no significa forzar al niño a hacer más de que puede abarcar. Hoy en día se suele caer en el error de querer que nuestros hijos sepan idiomas, música, expresión corporal, y por supuesto, practiquen deporte. Cargamos sus agendas extraescolares con la buena intención de que su educación sea lo más completa posible, pero ofrecerles todas las posibilidades no tiene que implicar no dejarles respirar. Se puede elegir alguna actividad para su tiempo libre y potenciar otras mediante el juego o las salidas familiares. Una educación positiva tiene en cuenta ante todo al niño y su felicidad, educarlos para que sepan elegir de acuerdo con sus habilidades y capacidades.