Conseguir que un bebé o un niño de corta edad se haga mayor sin que haya sufrido ningún percance es una tarea casi imposible. Nuestra misión va a ser minimizar los riesgos y lograr que las caídas y golpes que inevitablemente sufrirá sean lo menos graves posible.
Es el hogar el principal lugar donde nuestro hijo va a sufrir accidentes.
Mientras es un bebé y hasta aproximadamente los cuatro años los riesgos son mucho mayores. Es un periodo de aprendizaje, crecimiento y exploración de su entorno, por lo tanto este entorno deberá ser lo más seguro posible.
En función de su edad la probabilidad de sufrir un tipo u otro de accidente va cambiando. Los accidentes más comunes suelen ser el ahogamiento, las descargas eléctricas, las quemaduras, los golpes y caídas, los cortes y las intoxicaciones. Comprobemos de qué hay que estar más pendiente en cada momento.