Si hay algo que caracteriza los primeros meses de vida de un bebé, además de la falta de sueño de sus padres, es la aparición en casi la mitad de ellos de los denominados cólicos del lactante. Que un niño recién nacido llora es algo que sabemos todos, lo normal es que si le damos de comer, le cogemos en brazos o le cambiamos el pañal, se calme, pero hay veces en que esto no es así, con el consiguiente desespero de los padres que se preguntan qué le pasará a su hijo y por qué no se calma.
El 90 por cien de estos lloros inexplicables en las primeras semanas de vida se achacan a los citados cólicos.
Cuando el niño tiene episodios de llanto durante varias horas al día, al menos tres veces a la semana y durante más de tres semanas hablamos normalmente de un caso de cólicos.