Madre divorciada: no debe ser mamá y papá a la vez

Las relaciones no siempre funcionan como nos gustaría, hay ocasiones en que una pareja no puede mantener su convivencia, se separa y cada uno inicia su camino poniendo punto y final a la historia. Pero esto no puede suceder así cuando hay hijos de por medio, podremos hablar de un punto y final en la relación de pareja pero deberá ser un punto y aparte en la relación familiar.

La separación de los padres es motivo de sufrimiento para los hijos, hasta entonces tenían su modelo claro en el que cada uno, mamá y papá, desempeñaban sus papeles.

Pero ¿que ocurre cuando uno de ellos, normalmente el padre, se va de casa? Los papeles se descolocan, ¿quién me bañará ahora? ¿con quien jugaré a la pelota? Estas son las dudas y preguntas que acechan al niño y que hacen que se sienta inseguro y desconfiado.


Una persona no debe ser padre y madre a la vez


La solución no es que el progenitor que se ha quedado en casa, la madre por norma general, haga todo lo que antes hacía el padre. Además de resultar un trabajo demasiado pesado para la mujer, que acabará por no disfrutar de sus hijos, es contraproducente para el niño que sigue necesitando la figura que hasta entonces tenía a su lado.

De lo que se trata entonces es de que esa relación que mantenía el padre con los hijos siga adelante. Habrá que hacer una serie de ajustes pero los padres deben ser capaces de dejar de lado sus diferencias por muy marcadas que sean, y pensar solo en el bienestar emocional de sus hijos. El padre puede seguir llevando a sus hijos al parque e incluso puede acudir a bañarlos o a acostarlos.

Todo ello supone un sacrificio para ambos pero han de pensar que lo importante no son ellos si no hacer que sus hijos se sigan sintiendo seguros pese a que sus padres ya no estén juntos. Normalmente los niños acaban sintiéndose culpables de esa separación, se trata de dejarles claro que no son responsables y de que siguen contando con todo el amor de sus padres. Para ello la madre no puede intentar hacer desaparecer la figura del padre, porque pese a que no le guste, está ahí y sus hijos la necesitan.


Salvo casos excepcionales las figuras del padre y de la madre se deben respetar ya que son muy importantes para el niño


Con todo, existen casos y situaciones en las que por una cosa o por otra la presencia del padre no va a ser posible tras la separación. De nuevo aquí la madre intentará hacer un esfuerzo por compensar esa falta, aunque lo mejor será explicar a los hijos la nueva situación para que ellos no se sientan culpables. En estos casos es bueno contar con el apoyo de amigos y familiares, no se trata de convertir al abuelo en un sustituto del padre, pero si puede servir para que el niño amplíe sus referentes y modelos y la madre pueda limitarse a ejercer su papel.

Los divorcios son muy duros para todas las partes, por mucho que lo intentemos no vamos a poder evitar que nuestros hijos sufran, lo que sí estará en nuestra mano será actuar sobre este sufrimiento para que no llegue a condicionar la vida del niño.