A ser mamá también se aprende

Se habla de reloj biológico, de instinto maternal, se dice que una mujer es madre desde que sabe que está embarazada… Lo cierto es que hay mujeres que desde el principio se sienten efectivamente madres, y asumen su nuevo papel con ilusión y tranquilidad, pero en otras muchas surgen las dudas, los miedos y las preocupaciones sobre si sabrán desempeñar ese nuevo rol que empieza ahora y no termina nunca.

Ni a unas ni a otras se les implanta la actualización ‘madre’ en el cerebro en el momento de quedar embarazadas, así que, por muy ilusionada, preparada o confiada que se esté serán muchas las cosas que habrá que aprender por el camino.

Y no hay que avergonzarse de ello, hasta la más pintada va a tener que recurrir a su madre, a su suegra, a sus amigas, al pediatra… en más de una ocasión.


El instinto maternal existe, pero no es suficiente


Seguramente exista el instinto maternal, esa necesidad de proteger a nuestro bebé frente a todo, pero eso no significa que sepamos cual es la mejor forma de hacerlo eructar, como lavarle la cabeza cuando es un recién nacido o cual es su canción preferida para dormir.

Todas estas cosas las vamos a aprender de dos maneras, con la práctica y sobre todo con el conocimiento de nuestro propio hijo. Cada uno de nosotros es único e irrepetible, por lo tanto seremos mamá en función de nuestro hijo, un ser concreto al que vamos a ir conociendo poco a poco. No hay que desesperarse si al principio no sabemos calmarlo cuando llora, no hay que pensar lo horrible que somos como madre, solo hay que tomárselo con calma, como un trabajo más ¿o acaso cuando empiezas un nuevo trabajo sabes hacerlo todo a la perfección y como te lo piden? Pues el papel de madre es igual, podemos tener la teoría bien aprendida pero será en la práctica cuando realmente empecemos a desarrollarnos como madre.


Ser madre requiere de un aprendizaje continuo: no es lo mismo un bebé que un niño de 5 años


Además este ‘trabajo’ requiere de una adaptación constante, no será lo mismo ser madre de un bebé que de un niño de cuatro años o de otro de doce. Cada uno tiene unas necesidades distintas y nuestra misión será aprender a responderlas de la mejor forma posible. El aprendizaje va a forma parte por tanto de la vida de la madre y es importante que esto sea así ya que el proceso de crecimiento de nuestros hijos debe ir a la par de nuestro propio desarrollo, debemos crecer y adaptarnos con él, la flexibilidad y la capacidad de comprensión van a ser vitales para cualquier madre.

Como se puede observar es mucho el trabajo y es imposible nacer con estos conocimientos adquiridos, nadie nace enseñado y menos las madres, con el tiempo iremos aprendiendo y sobre todo deberemos disfrutar de este papel. Las madres son en gran medida las responsables del adecuado desarrollo emocional de sus hijos, es una gran responsabilidad, pero si nos guiamos por la felicidad de nuestro hijo estaremos yendo por el camino correcto.