Enseñar a los hijos a pedir perdón

Una de las cosas que más nos cuesta, siendo adultos, es ser capaces de pedir perdón cuando hemos hecho algo mal. En el caso de los niños, aun les es más difícil. Por eso, es importante que los padres les enseñemos a reconocer que tienen la culpa de algo que han hecho mal, y a que deben pedir perdón por ello.

Cuando nos referimos a pedir perdón, no nos referimos solo al hecho de pronunciar las palabras ‘lo siento, perdóname’.

El aprendizaje que debe llevar a cabo nuestro hijo tiene que ir más allá: debemos enseñarle a sentir, a reconocer que tiene la culpa de algo con sinceridad.

Nuestro hijo debe darse cuenta de lo que ha hecho, y pensar en lo que siente la persona a la que ha hecho el daño. De todos modos, los padres no debemos enfocarlo como una gran ‘tragedia’. Simplemente, el niño tiene que asumir que nadie es perfecto, que todos nos equivocamos, y que niños y mayores tenemos la obligación de responsabilizarnos de nuestros fallos.

Por lo tanto, pedir perdón debe ir más allá de pronunciar una palabra. Debe ser la demostración de una actitud de humildad, que el niño tiene que tener clara desde muy pequeño.


Qué hacer para enseñar a pedir perdón


Desde pequeños, a los niños debemos inculcarles unas pautas para que aprendan qué actitud tienen que asumir cuando hacen algo que no está bien. Cuando ya cumplen los dos años, los padres tenemos que explicar a nuestros hijos que si pegan a alguien, o le hacen algo malo, acabará llorando. Obviamente, hay que reñirles por su comportamiento, pero también es importante que trabajemos para que empiecen a empatizar con los demás. Aquí es cuando entra en juego la famosa frase de ‘le has hecho daño, dale un besito para curarle’.

A medida que crecen, ya podemos introducir poco a poco los conceptos de responsabilidad y consecuencia en los pequeños. Y cuando ya saben distinguir entre lo que está bien y mal – alrededor de los 5 años -, es hora de hacerles pensar en lo que han hecho, sus consecuencias, y la importancia de solucionarlo.


Para qué sirve pedir perdón


El niño que aprende a pedir perdón se siente mejor consigo mismo, y se relaciona mejor con las personas de su entorno, porque se acepta mejor a si mismo y aprende, en consecuencia, a aceptar a los demás.

Y pedir perdón no es solo importante para los pequeños, sino también para los padres. Para muchos, disculparse con sus hijos por algo que han hecho mal es perder autoridad, pero lo que sucede en realidad es justo lo contrario. Cuando el niño ve que somos capaces de pedir perdón, nos respeta y nos convierte en su referente.

Además, si los padres nos disculpamos, también tenemos la fuerza moral para hacer que nuestros hijos nos pidan perdón. Eso sí, la clave para que este proceso educativo sea un éxito es que no perdamos la tranquilidad ante ellos.