Una definición popular y que seguramente habremos escuchado sobre los niños autistas es la que afirma que “están en su mundo” o que “están ausentes”. Esta etiqueta, que empuja a la diferenciación y puede favorecer la marginación de estas personas, tiene como base el comportamiento, la mirada y la expresión diferente de estos niños, aunque no por ello están fuera de nuestro mundo o lejos de nosotros.
Es frecuente observar como los niños autistas evitan el contacto visual, los estudios al respecto han demostrado que existen alteraciones neuropsicológicas en la percepción de las caras.
Implicaciones del autismo en la expresión facial del niño
Un estudio reciente, publicado en el American Journal of Psychiatry, realizó pruebas de seguimiento de la mirada a personas autistas y personas normales, concluyendo que las personas con autismo no enfocaban las expresiones emocionales.
En general, en cualquier situación, estas personas enfocan la boca más que los ojos cuando miran una cara. También encontraron que en el transcurso de un diálogo, las personas con autismo observan sólo al personaje que está hablando, ignorando la expresión facial del interlocutor, algo que se requiere para poder interpretar adecuadamente las situaciones sociales.
Otro resultado de este estudio, fue descubrir que las personas con autismo atendían más a las imágenes físicas que a las sociales, por lo que se concluyó una preferencia por ellas.
Actualmente, no existe un tratamiento que consiga curar el autismo y todavía existe un gran desconocimiento al respecto. Atendiendo a los resultados de estudios como el que comentamos, podemos confirmar que la expresión ausente del autista, no revela tal ausencia, sino un proceso complejo neurológico que todavía no ha sido descifrado por completo y que lleva al individuo a percibir, atender y preferir estímulos diferentes.