El autismo, ¿cómo identificar el autismo en un niño?

El autismo se define como un abanico de trastornos que causan graves déficits en el desarrollo, de una forma profunda y permanente. Estos déficits afectan a la conducta, la socialización, la comunicación, la afectividad y la creatividad imaginativa. Las mutaciones genéticas son las más nombradas al hablar de su origen aunque esto no siempre es así y son factores de diversos tipos los que pueden provocar el autismo, aunque siempre con una base neurológica.


Identificar el autismo es relativamente sencillo a los ojos de un experto


Identificar el autismo en un niño es relativamente sencillo ya que los síntomas básicos son la incapacidad de interacción social, el asilamiento y las estereotipias, esto es, el movimiento incontrolado de algunas partes del cuerpo, suelen ser las manos.

Hasta el cuarto mes de vida el bebé autista puede pasar desapercibido pero a partir de este momento, que es cuando empieza a interactuar con sus padres mediante las miradas o señalando, el problema sale a la luz ya que el bebé no muestra ningún interés en relacionarse ni en querer comunicarse con sus padres.

El autismo tiene además varios grados, por eso se dice que es un trastorno de espectro, con algunos niños será más fácil interactuar que con otros, aunque lo que los padres deben tener claro es que es un síndrome que dura toda la vida. Se pueden aplicar tratamientos y terapias para mejorar la socialización y la conducta, o medicinas para controlar los síntomas, pero no hay una cura.


El autismo no es tenerlo o no tenerlo, sino que se hay una escala de afección o gravedad


Dado que hay diferentes grados lo más difícil será identificar aquellos casos más leves. En general los niños autistas suelen presentar varias características, el grado en que se manifiesten o que incluso se muestren unas y no otras, dependerá de la complejidad del cuadro autista. Veamos algunas de ellas:

  • En lo referente al lenguaje el niño no habla o deja de hablar, en general su compresión del lenguaje está comprometida.
  • Repiten la última palabra o fragmentos escuchados en televisión una y otra vez, es la denominada ecolalia.
  • Puede parecer sordo ya que no se inmuta ante los sonidos.
  • Tiene una fijación obsesiva con determinados objetos.
  • Amontona juguetes u otros objetos y tiende a ponerlos en línea.
  • No mira a los ojos y evita el contacto visual.
  • No muestra ningún interés por lo que pasa a su alrededor y tampoco obedece instrucciones aunque sea capaz de hacerlo.
  • Evitan el contacto físico y no le gusta que le toquen o le abracen, puede ponerse furioso incluso.
  • Suele caminar de puntillas y tiende a repetir los mismos movimientos con las manos o los brazos, también gira y se mece sobre si mismo.
  • Le obsesiona mantener el orden y la rutina y se altera si le cambian las cosas de sitio o cambian sus horarios.

Toda esta lista es simplemente orientativa, puede que haya niños que cumplan con alguna de estas características y no por ello sean autistas. Para salir de dudas, ante cualquier sospecha lo mejor es la consulta al especialista. Y es importante hacerlo pronto ya que cuanto antes se comience a actuar más fácil será trabajar los cambios comportamentales así como el área afectiva y de lenguaje.

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