¿Por qué los niños comen mejor en el comedor del colegio?

La comida es el tema estrella en la lista de las preocupaciones habituales de los padres. Si come mucho, porque come mucho, si come poco, porque come poco, lo mismo si come deprisa, despacio, si juega en la mesa… El caso es que sea cual sea el comportamiento de nuestro hijo en la mesa, lo normal es que en algún momento encontremos alguna pega.

Por eso la sorpresa llega cuando se empieza a quedar a comer en el colegio y nos comentan con toda la normalidad del mundo que el niño no da ningún problema, que se lo come todo y bien. Entonces, ¿porqué en casa no? ¿nos está toreando?

La respuesta sencilla sería si, pero con matices. En casa el niño sabe que tiene más poder que en el colegio, protesta y se le hace caso, se le cambia la comida si no le gusta… cosa que en el colegio no pasa. También suelen darse situaciones tensas, hay amenaza y reproches, una obligación que en definitiva agobia al niño y le quita las ganas de comer. Todo esto se podría resumir de una manera, en casa no hay unas reglas claras y la comida lejos de verse como un placer se asume como un trago por el que hay que pasar.


En el colegio la comida es una rutina obligada


¿Qué pasa en el centro escolar con los niños que en casa viven estas situaciones? En el colegio las cosas están claras, llega la hora de comer y es un actividad más que hay que hacer dentro de la rutina escolar. El niño sabe que no tiene más remedio y suele acudir a ella con gusto porque además está con sus compañeros y todos hacen y comen lo mismo, una imitación que a los niños les gusta mucho. Hay monitores, pero la atención no recae en exclusiva sobre un niño en concreto, por lo que ese sentimiento de obligación no es tan agobiante para el niño que se siente relajado y hace lo que todos los demás, comer. Come además lo que le ponen, le puede agradar más o menos pero ha aprendido que no le van a poner otra cosa. Y algo muy importante, tienen un tiempo para comer, el monitor intentará que coma pero si no es así el tiempo finaliza y simplemente no comerá.


Las reglas en el colegio están muy claras y el niño no tiende a desafiarlas


La presencia de una serie de reglas claras, así como la percepción de este momento como algo agradable en el que nos relacionamos con los demás en torno a un planto de comida, es lo que le suele faltar a los niños que después en casa no comen bien. Por eso es necesario que en casa se sigan una serie de rutinas fijas y que la hora de comer no sea un continuo de reproches si no aprovechar este momento para hablar. No se puede obligar a un niño a comer si no quiere, sabemos que no se va a morir de hambre solo hay que crear el entorno adecuado para que él mismo se acerque a la comida con gusto.