Chuparse el dedo

Muchos niños tienen la costumbre de chuparse el dedo para dormirse, relajarse o, simplemente, distraerse cuando se aburren. Aunque se dan muchas teorías para intentar justificar este mal hábito, la verdad es que muchos niños lo hacen, simplemente, porque no tienen un chupete a su alcance.

No tenemos que olvidar que chupar es un acto reflejo primario y que, por lo tanto, es normal que se realice a ciertas edades, sobretodo con un chupete.

El problema viene cuando esta costumbre dura demasiado, ya que puede indicar que hay algún problema en el desarrollo psicomotor de los niños, ya que una estimulación precaria tiene la posibilidad de acabar provocando acciones repetitivas.


Hasta cuando es normal chupar el dedo


Hay niños a los que les cuesta mucho abandonar el hábito de chuparse el dedo, y pueden llegar a la adolescencia con este problema. Los padres deben tener en cuenta que esta actitud puede ser normal hasta que su hijo cumpla los 4 años, y en ningún caso debe prolongarse más allá de su séptimo cumpleaños.

Chupar es un reflejo normal en un niño pequeño, ya que es la manera en como se alimenta. Por lo tanto, identifica lo bien que se siente comiendo con el acto de chupar el dedo, o un chupete. Así, consigue sentirse calmado y relajado.

Lo normal es que, al crecer, los niños se den cuenta de que chuparse el dedo no es algo bueno, y lo dejen por si solos. Si esto no pasa, los padres tienen que poner una solución al problema, ya que al crecer el niño puede tener consecuencias físicas. Chupar el dedo de manera continua, especialmente si se pone el dedo hacia arriba presionando la arcada de dientes, puede provocar una deformación importante de la boca del niño.


El papel de los padres


Si el niño ha adquirido la mala costumbre de chuparse el dedo, y no es capaz de dejarla por si mismo, los padres deben encargarse de quitarle el hábito. Para conseguirlo, es esencial que recurran al ingenio a la hora de buscar alternativas que puedan sustituir al dedo, para empezar el proceso de ‘desenganche’.

Una buena opción es que se de al niño algo con lo que pueda tener sus manos ocupadas, para que le sea más fácil la transición. Por ejemplo, se le puede regalar un muñequito, que como llevará de la mano, le evitará la tentación de ponerse el dedo en la boca.

También es una buena alternativa procurar que el niño se relaje, cuando vemos que va a ponerse el dedo en la boca. Intentar distraerlo con un juguete, o darle un masaje en el pelo, es una buena opción.

Siempre hay que recomendar, de todos modos, que es mucho mejor ofrecer al niño una alternativa buena a chuparse el dedo, que no castigarlo y prohibirle mediante amenazas. Los padres deben mostrarse siempre positivos, e involucrados en el tarea de dejar de chupar el dedo, y evitar en todo el momento ridiculizar o criticar al niño.