Muchos niños tienen la costumbre de chuparse el dedo para dormirse, relajarse o, simplemente, distraerse cuando se aburren. Aunque se dan muchas teorías para intentar justificar este mal hábito, la verdad es que muchos niños lo hacen, simplemente, porque no tienen un chupete a su alcance.
No tenemos que olvidar que chupar es un acto reflejo primario y que, por lo tanto, es normal que se realice a ciertas edades, sobretodo con un chupete.
El problema viene cuando esta costumbre dura demasiado, ya que puede indicar que hay algún problema en el desarrollo psicomotor de los niños, ya que una estimulación precaria tiene la posibilidad de acabar provocando acciones repetitivas.