Son muchos los padres, especialmente las madres, a las que les preocupa esta cuestión. Su bebé demanda constantemente que lo tengan en brazos, de lo contrario llora y se desespera. Ante todo es algo que debemos entender, para el bebé su madre es todo su mundo, ha estado creciendo en su interior durante nueve meses y al nacer, normalmente, es quien lo alimenta y cuida.
Un recién nacido no sabe nada de lo que le rodea y lo único que le calma y le ofrece seguridad es su madre, su presencia y sus brazos. Por tanto no hay que obsesionarse con que nuestro hijo solo quiera nuestros brazos y tampoco es bueno negárselo.