Mi bebé sólo quiere estar en brazos

Son muchos los padres, especialmente las madres, a las que les preocupa esta cuestión. Su bebé demanda constantemente que lo tengan en brazos, de lo contrario llora y se desespera. Ante todo es algo que debemos entender, para el bebé su madre es todo su mundo, ha estado creciendo en su interior durante nueve meses y al nacer, normalmente, es quien lo alimenta y cuida.

Un recién nacido no sabe nada de lo que le rodea y lo único que le calma y le ofrece seguridad es su madre, su presencia y sus brazos. Por tanto no hay que obsesionarse con que nuestro hijo solo quiera nuestros brazos y tampoco es bueno negárselo.


El bebé necesita la seguridad de estar en los brazos de su madre


En sus primeros meses de vida necesita contar con ese apoyo y esa seguridad de lo contrario esos niños acaban sintiéndose desprotegidos y abandonados, lo que a la larga acabará afectando a su autoestima.

No hay que pensar que un bebé de un mes, ‘se acostumbra a los brazos’ y ver esto como algo negativo ¿acaso es malo acostumbrarse al contacto físico y al cariño? Seguramente unos pocos años nuestro hijo no va querer que le hagamos mimitos.

Esa necesidad de estar en los brazos de mamá es variable de un bebé a otro y va a depender mucho de su carácter y personalidad, habrá bebés que necesiten constantemente estar encima de su madre, otros se contentarán con verla y serán más fáciles de entretener. El primer caso es el que puede resultar en principio más pesado para la madre. Partiendo de que será algo normal en los primeros meses, si la situación se mantiene cuando el bebé es algo más mayorcito, podemos intentar fomentar su autonomía, no solo por nosotras si no para que nuestro hijo aprenda también a desarrollarse al margen de su madre.


Trucos y rutinas para que se empiece a acostumbrar a no estar siempre con la madre


Se puede empezar por ejemplo, poniendo al niño en una hamaca y llevándolo siempre con su madre, a fin de que no pierda el contacto visual, no se trata de ignorarlo si llora, habrá que hacerle caso y si no se calma hay que cogerlo. La situación requerirá de paciencia, cada vez podemos esperar más para cogerlo y al final conseguiremos que esté calmado, aunque será la madre la que valore si su hijo está preparado.

También podemos darle algún juguete, un trocito de fruta, ponerle música… Se trata de ofrecerle otras distracciones que no impliquen estar en brazos de mamá todo el día. Los bebés siguen su propio desarrollo y son curiosos por naturaleza, por mucho que le gusten los brazos en cuanto empiece a gatear o a ponerse de pie descubrirá todo un universo que explorar y los brazos pasarán a un segundo plano.

Por ello no hay que obsesionarse, estar en brazos es una necesidad afectiva y emocional que tienen los bebés y que dura menos de lo que pensamos, dejarla pasar por miedo a que coja un mal hábito puede ser un error, además ¿a que madre no le gusta tener a su hijo en brazos?