La ceguera es una discapacidad visual que se puede presentar desde el nacimiento por diversos motivos o surgir a lo largo de la vida. En el caso de los niños ciegos su gran capacidad de aprendizaje y adaptabilidad les permite poder desarrollarse de forma paralela al resto de los niños, siempre que reciba de su entorno los estímulos y el apoyo necesarios.
Un bebé ciego se diferencia muy poco de un bebé sin este problema, recordemos que los recién nacidos ven muy poco en sus primeras semanas de vida, por tanto no vamos a encontrar grandes diferencias.
A partir de los tres o cuatro meses será cuando las diferencias empiezan a ser apreciables. Por ello es tan importante que los padres empiecen a actuar cuanto antes estimulando a su hijo a través de sentidos como el tacto y el oído, que van a resultar vitales para que el niño pueda alcanzar su máximo desarrollo.