El entorno familiar adecuado

A todos nos gustaría que nuestros hijos se conviertan en personas seguras de si mismas, respetuosas, cariñosas, comprensivas, trabajadoras… felices en definitiva, pues bien conseguir todo esto está en nuestras manos. Los padres somos los primeros responsables de la educación y el trato que van a recibir los niños.

El que crezca y se desarrollen en un entorno sano, seguro y feliz va a depender de nosotros y del esfuerzo que hagamos por ofrecerles el entorno familiar que merecen.


Influencia del entorno familiar en la personalidad del niño


Un niño criado en un ambiente falto de afecto, plagado de gritos y amenazas, autoritario o simplemente indiferente va a contar con graves carencias en su formación como persona, y es que no hay que olvidar que los niños aprenden lo que ven.

No podremos pedirle a un niño que sea cariñoso cuando no lo han sido con él, o que respete a los demás si en casa ve como sus padres se menosprecian constantemente. El modelo que se le ofrezcan en el hogar va a ser el que va a marcar su vida y su forma de entender las relaciones.

Cada familia va a tener sus peculiaridades, no se trata de que todas se comporten de la misma manera, tampoco todas tienen las mismas circunstancias, lo importante es que pese a sus diferencias el clima que haya sea positivo y se cree un entorno constructivo en el que se respete al niño.

Esto es más fácil de lo que parece, lo primero es el clima afectivo, el niño se debe sentir amado, no se trata solo de decirle que le queremos, tiene que notar que esto es verdad. Preguntándole como le ha ido el día, interesándonos por lo que le gusta o siendo comprensivos le hacemos saber que nos importa y esto le va a dotar de una seguridad que le acompañará toda la vida.


Un entorno agradable no es un entorno de satisfacer al niño todos sus caprichos y deseos


Crear este clima agradable no implica dejar que el niño haga lo que quiera, un niño caprichoso y consentido no va a ser el adulto que esperamos. Es importante que haya unas normas, los padres están al mando, y esto lo tienen que saber los niños. Esa autoridad no debe confundirse con autoritarismo, debe partir siempre de la razón y tener en cuenta al niño, respetando en todo momento su persona.

Todo esto va a implicar que en casa se promueva siempre el trato positivo, tanto con los hijos como con la pareja se debe hacer un esfuerzo por evitar malos modos y contestaciones. Hay que enfocar las cuestiones desde el lado positivo sin centrarnos siempre en lo malo, se trata de construir ante las situaciones conflictivas, buscando el consenso y el apoyo, no la divergencia.

La mejor forma de crear este entorno es dejándolo que fluya libremente, hay que disfrutar el tiempo que se pasa en familia, dialogando, compartiendo, jugando… Muchos de los problemas familiares vienen porque los padres no llegan del trabajo y se sientan tranquilamente con sus hijos a jugar o hablar, las prisas o el cansancio acaban haciendo mella en las relaciones familiares y esto es lo que con un poco de esfuerzo debemos evitar.