La abuela no es una niñera y tampoco el abuelo es un canguro

Actualmente vivimos en una sociedad muy diferente a la de hace unos años. Antes, el padre salía a trabajar y la madre, en cambio, solía quedarse en casa cuidando de los hijos. Hoy en día, la realidad es totalmente diferente.

Tanto el padre como la madre trabajan, son autónomos y a menudo, tienen un ritmo de vida frenético con muchas horas en el lugar de trabajo, reuniones, compromisos laborales… por ello, en este escenario, la figura del abuelo se hace protagonista. Y es que hoy en día, son muchos los padres que recurren a los abuelos para que cuiden de sus nietos mientras ellos trabajan.


Muchas veces los abuelos se convierten en canguros por motivos económicos


A veces, se debe a motivos económicos.

Es decir, en algunos casos, no pueden permitirse pagar a una canguro o llevar al pequeño a una guardería, por lo que recurren a los abuelos como una opción gratuita ante la falta de recursos y la necesidad de dejar a alguien a cargo de sus hijos. Sin embargo, en muchas ocasiones, la principal razón es que confían más en los abuelos y saben que, sin duda, sus hijos estarán más atendidos y seguros bajo su atenta mirada. A ello hay que añadir que los abuelos no imponen límites horarios, no cierran como una guardería ni tienen las limitaciones que puede imponer un centro. Aunque hay que tener presente que esta labor puede resultar a veces agotadora para los abuelos, ya que, en algunos casos, su estado de salud se resiente y se cansan.

Pero lo cierto es que, aunque los abuelos, en la mayoría de los casos, disfrutan con sus nietos y pasarían mucho tiempo con ellos sin rechistar, los padres deben ser conscientes de que no son canguros ni niñeras y que la labor de cuidar y educar día a día a sus hijos es sólo suya y de nadie más. Por ello, en los casos en los que les sea imposible por motivos laborales, aunque es cierto que los abuelos pueden representar un importante punto de apoyo para los padres, no deben exigirles en exceso. Asimismo tendrán también que buscar alternativas y entender que los abuelos tienen obligaciones y necesitan momentos de ocio y diversión. Y es que hoy en día, al igual que ha cambiado la sociedad en el sentido antes mencionado, la tercera edad ha recuperado una vitalidad que antes no tenía. Por ello existen numerosas alternativas de ocio para mayores, tales como viajes, cenas, fiestas, sesiones de baile… y por ello, sus hijos deben entender que los mayores ya vivieron su momento de cuidar a sus hijos y que ahora necesitan más momentos de relax que de estrés.


Los abuelos desde la perspectiva del niño


Además tampoco es positivo convertirlos en canguro porque la percepción de los pequeños hacia ellos cambiará. Es decir, los niños tienen que disfrutar con sus abuelos, aprovechar la experiencia que tienen y aprender todo lo que puedan de ellos, por lo que siempre tienen que tener claro que no son simplemente sus cuidadores. Del mismo modo, en algunos casos, el hecho de que el pequeño pase tanto tiempo con sus abuelos, puede tener algunas connotaciones negativas, ya que, a pesar de que son un alivio para los padres, a veces, éstos sienten que influyen en la educación de sus hijos, lo que puede dar lugar a algún conflicto.

En definitiva, aunque los padres lleven una vida ajetreada y recurran a ellos, en ocasiones, no debe convertirse en una rutina para que los pequeños mantengan esa ilusión de ver a los abuelos y de disfrutar con ellos.