Los miedos de la infancia

Desde el nacimiento y durante toda la infancia el ser humano atraviesa por diversas etapas en su proceso de desarrollo, son cambios que afectan a todas las áreas: cognitiva, motora, emocional, social o psicológica. Pasar de un estado a otro no es sencillo, requiere un proceso adaptativo que suele ir acompañados de cierto miedo ante lo desconocido.

Se trata de miedos normales e incluso necesarios.

El miedo es una respuesta del organismo ante las nuevas situaciones, es lo que hace que tengamos la precaución necesaria para no adentrarnos en un terreno potencialmente peligroso. Por ello es completamente lógico que los niños tengan miedo a estar solos, a la oscuridad o al monstruo del armario.


Los miedos varían según la edad


Según la edad que tengan y la etapa por la que atraviesen será normal que manifiesten miedo ante determinadas circunstancias. En los primeros meses de vida los bebés suelen asustarse cuando no tienen cerca a su padre o a su madre. Es comprensible, su madre ha salido por la puerta y no sabe si va a volver, solo cuando aprenda que su madre siempre vuelve empezará a eliminar ese tipo de temor. Otro tipo de temor habitual en esta etapa de adaptación al nuevo mundo que le rodea, es el que tiene que ver con los grandes sobresaltos o los ruidos fuertes, seguramente el bebé se asustará la primera vez que oiga una estridente sirena o música muy alta. Lo mismo sucede con las personas desconocidas, lo habitual es que reaccionen con temor ante los extraños.

Según crecen estos temores se van mitigando, puede que algunos se mantengan pero, por ejemplo, el miedo a estar separado de sus padres es mucho más leve. En cambio aparecen otros nuevos, el niño empieza a socializarse, se escolariza y su imaginación corre paralela a su crecimiento. Así entre los 2 y los 5 años aparecen los temores a los monstruos u otros personajes del cine o la televisión, en este momento es cuando aparecen también los miedos a determinados animales, o el miedo a la oscuridad. Según el contexto del niño y sus circunstancias familiares puede aparecer también otro tipo de miedos.


A partir de los 5 años el niño comienza a tener miedo de aspectos reales de la vida como los accidentes o la muerte


A partir de los 5 o 6 años el niño empieza a distinguir el mundo imaginario del mundo real, comprende que los monstruos y otros personajes no existen y es el temor a los acontecimientos del mundo que le rodea lo que ocupa su lugar. Surge el miedo a los accidentes, a que sus padres se separen, a las inyecciones e incluso al rechazo social.

Una vez llegada a la preadolescencia se incrementan los miedos de tipo social y los que tienen que ver con la propia imagen debido a los cambios que atraviesan en esta etapa. Ya en la adolescencia el fracaso académico o en las relaciones personales son las mayores preocupaciones. Es un momento en que buscan romper con esa etapa infantil y llegan incluso a arriesgarse para demostrar que no tienen miedo.

En cada una de estas etapas los padres deberán comprender y ayudar a sus hijos. Sabiendo de qué tienen miedo será más fácil minimizar, que no ridiculizar, esos temores y ofrecerles la seguridad que necesitan.