Consejos de lo que NO debes hacer cuando tu hijo tenga miedo

Antes o después todos los niños atraviesan por fases en la que empiezan a experimentar miedos. Estas fases y los temores que las acompañan, serán distintas en función de su edad y experiencias personales. Así, lo normal es que los más pequeños sientan miedo a la oscuridad o personajes imaginarios, según vayan creciendo esos miedos se harán más concretos, pueden tener miedo a la muerte, a la separación de sus padres o a situaciones concretas como hablar en público o salir solo a la calle.

La forma de actuar va a variar según sea el caso pero si que hay una serie de cuestiones comunes que se deben respetar para no acrecentar esos temores.

La regla principal sería no menospreciar sus miedos, a nosotros nos va a parecer ridículo que pueda haber un monstruo en el armario o debajo de la cama, pero para nuestro hijo esto es muy real. Burlarnos, enfadarnos o ignorarlo en nada le va a ayudar, todo lo contrario seguramente se sienta mucho más inseguro y temeroso, además del monstruo sus padres no le apoyan.


Hay que ser muy pacientes y comprensivos ante los miedos de los niños


Por eso tenemos que ser comprensivos, debemos acompañarlo, podemos repasar detenidamente su habitación con él, hablarle de las sombras que pueden parecer monstruos pero que no lo son, insistir en que no existen y si es necesario, en función de la gravedad de sus miedos, podemos dejar alguna pequeña luz, hacerles compañía o tranquilizarlos con algún cuento. Lo importante es que el niño sepa que puede contar con nosotros, poco a poco irá comprendiendo que no pasa nada y los miedos empezarán a desaparecer.

También para evitar que crezcan sus temores no debemos exponer al niño a dibujos, historias o situaciones que le recuerden esos miedos. Si nuestro hijo es sensible y propenso a pesadillas de monstruos, lo mejor es evitar los cuentos o películas relacionados con el tema, sí podemos optar en cambio por otras historias de monstruos simpáticos e inofensivos.


No es una buena idea dejarles enfrentarse solos a sus miedos


Hay veces que los padres buscan que sus hijos superen el miedo exponiéndoles precisamente a aquello que temen para que vean que no pasa nada, suele ocurrir con el miedo a la oscuridad, esta puede ser una buena técnica si se hace bien. Dejar al niño a oscuras y no acudir a su llamada solo va a agravar la situación, en cambio podemos jugar a vendarnos los ojos y buscarnos por casa o a una noche de linternas. Se trata de normalizar poco a poco una situación que teme con el fin de quitarle su carga dramática.

En el caso de los temores de niños más mayores, lo mejor es hablar sobre ello, si tiene miedo a que sus padres se separen puede que sea porque intuye algo o porque le ha pasado a algún amigo. Si somos claros con nuestros hijos ellos podrán tener la tranquilidad de plantearnos sus miedos, solo con eso ya se sentirán aliviados. El error en este caso será negar el tema o quitarle importancia, el desconocimiento es lo hace que acaben imaginando cualquier cosa y esto va a ser mucho peor.