Herpes infantil en niños y bebés

El herpes tipo I es una de las infecciones víricas más frecuentes, tanto en niños como adultos. Prácticamente todos hemos padecido en algún momento las típicas aftas bucales dolorosas que empiezan siendo una llaga, y acaban formando una costra.

Entre adolescentes y adultos también es habitual que se padezca el Herpes Zóster, tipo II.

Se trata de una enfermedad causada por el mismo virus que la varicela, y que se reactiva en situaciones de defensas bajas, o de estrés, como la menstruación en las adolescentes.


El herpes simple en niños


El proceso de un herpes simple en los niños dura un máximo de dos semanas, que es el tiempo que tardan las ampollas de la boca en secarse, desde que aparecen.

Estas llagas pueden resultar muy dolorosas, con lo que el niño puede perder incluso las ganas de comer, para no sentir esa incomodidad. Una buena sugerencia es que se le aplique un cubito de hielo para aliviar las molestias de la infección. Para ayudar a que se sequen las heridas, también es importante pasar un algodón empapado en alcohol.

En principio un herpes simple debe desaparecer en unas dos semanas, sin presentar consecuencias en la zona donde tiene lugar. El racimo de ampollas péqueñas que lo caracteriza tiene que secarse hasta no dejar ni la más mínima señal. En caso contrario, es recomendable consultar al pediatra.

La prevención también es otro factor importante en este tipo de herpes. El niño que lo tenga debe evitar tocarse las ampollas, besar a otras personas, o tocarse los ojos, para que no se propague la infección.


El herpes zóster infantil


El herpes zóster, por su parte, causa con picor y ardor iniciales en la piel, que acaban con la aparición en unos pocos días de ampollas contagiosas, que se secan en una o dos semanas. Otros síntomas son el dolor abdominal, fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y dolor articular.

Las características de un herpes zóster hacen que se deba consultar con el pediatra con la aparición de los primeros síntomas, ya que el tratamiento médico debe empezar antes de que surjan las ampollas.


Tratamiento del herpes zóster en niños y bebés


El pediatra solo puede administrar un tratamiento para paliar los síntomas de la crisis más aguda de un herpes zóster. Se basa esencialmente en jarabes, pomadas, o comprimidos que sean capaces de disminuir la duración de las molestias lo máximo posible, ya que los antibióticos solo se indican en caso de una infección añadida. Cuanto antes se inicie, más efectivo será.

Los pacientes de herpes zóster, ya sean niños o adultos, deben saber que esta infección no se cura nunca de manera total, con lo que es probable que rebrote diversas veces a lo largo de su vida. En el caso de que los brotes se hagan muy frecuentes, y vengan asociados con algún tipo de estrés, como la exposición al sol o la menstruación, es probable que se cambie la medicación para personalizarla a las necesidades del paciente.