Curar heridas por quemaduras a los niños

Las quemaduras leves son habituales entre los accidentes domésticos que sufren los niños, ya que se sienten fatalmente atraídos por la luz y el calor que emana el fuego. Si un niño sufre una, los padres pueden curársela en casa, siguiendo unos pasos básicos.

Salvo en excepciones contadas – como el caso de las quemaduras con gasolina, que es un agente hidrosoluble – el primer paso a dar para tratar la quemadura leve de un niño es enfriarla mediante la aplicación de un chorro de agua fría directo.

De esta manera, se elimina el agente abrasivo. Hay que tener en cuenta, pero, que el agua no debe ser helada, ya que el frío intenso también quema cualquier piel.

Si no podemos dejar que el agua fría caiga un buen rato sobre el eritema producido por la quemadura que ha sufrido el pequeño, una buena opción es que llenemos un balde con agua fresca, y hagamos que el niño meta la zona quemada en él.

Cuando ya notemos que la quemadura ha perdido temperatura, y no está tan roja, es hora de proceder a hidratar la zona quemada. Si es una quemadura de primer grado – y, por lo tanto, sencilla – bastará con que le apliquemos una buena dosis de crema hidratante hipoalérgica.


Las quemaduras de segundo grado, como curarlas


Si a un niño le salen ampollas en la zona lesionada, significa que ha sufrido una quemadura de segundo grado. Lo primero que hay que hacer es poner también a enfriar la zona quemada, usando agua que caiga directamente a chorro, pero no dirigiéndola específicamente sobre las ampollas. No hay que olvidar que, si llegáramos a explotarlas, las convertiríamos en heridas y, por lo tanto, en más fáciles de infectarse.

El siguiente paso es que tratemos las ampollas como si fueran una quemadura cualquiera. Es decir, vamos a someterlas a un proceso de limpieza, desinfección y cubrimiento.

Estos consejos no son aplicables en niños menores de 5 años, o en los que presentan una superficie marrón, de aspecto ceroso, en la zona quemada. En ambos casos, es recomendable acudir a la visita de un médico, para que se les de un tratamiento adecuado, que incluya una limpieza más profunda.

En cualquier caso siempre conviene acudir al médico para que haga un diagnóstico y tratamiento más detallado y personalizado.


La cura de una quemadura de tercer grado


Cuando un niño ha sufrido una quemadura de tercer grado, es importante llamar de inmediato a un servicio de emergencias, y trasladar al niño a un centro sanitario, donde se le pueda hacer una cura en condiciones.

Además, hay que tener en cuenta la zona del cuerpo del niño donde se ha producido la quemadura de tercer grado. No representa el mismo riesgo una quemadura en la mano que en la cara, donde se pueden comprometer las vías áreas del niño y, por lo tanto, su respiración. Es decir, aunque sea de segundo grado, trasladaremos el pequeño al hospital si ha tenido una quemadura en la cara.

Además, si estas quemaduras se han producido en un incendio, es imprescindible ingresar al niño en un hospital, porque podría haber riesgo de quemaduras internas.