La respuesta es, en general, un rotundo “no” y debemos estar bien informados de ello. ¿Qué puede ser más satisfactorio para unos padres que ver a su niño pequeño con una carita sonriente y de disfrute? En muchas ocasiones, se busca en las chucherías la forma de endulzar la vida de los niños y hacerles el regalo perfecto que nunca falla.
Muchas veces, utilizamos las golosinas para premiarlos por haberse portado bien, comerse toda la merienda, hacer los deberes…etc, algo que puede convertirse en un hábito tan divertido como peligroso para ellos.