Embarazo en invierno

Si queremos tener un embarazo cómodo y llevadero deberemos de pensar en qué época del año vamos sufrir las menores molestias. No es lo mismo estar con una gran tripa en enero que en agosto. Para muchas lo ideal es ser una embarazada de invierno.

Para que el tercer trimestre coincida con los meses de frío la concepción se debería llevar a cabo entre mayo y julio.

Esto implica varios aspectos, en su mayor parte ventajosos. En primer lugar el verano se pasa sin que se aprecie el embarazo, podemos disfrutar de las vacaciones sin esta sensación de pesadez. Aunque, eso sí, habrá que tener mucho cuidado con el sol, que no se note no significa que el feto no se pueda ver afectado por la radiación solar. Puede haber mujeres que pasen este primer trimestre con mareos y vómitos, el calor no será su aliado. Hidratarse bien y huir de las horas de mayor calor serán las medidas a tener en cuenta.


Desventajas del embarazo en invierno


Con el otoño se empieza a percibir la tripa, es una buena época, alejada de temperaturas extremas que afectan a la embarazada. Para cuando llega el frío del invierno, la mujer embarazada no sufre de igual forma los problemas de piernas y pies hinchados y, seguramente, lleve un embarazo más tranquilo, sin el agravante del calor.

Pero el frío puede ser tanto un aliado como un enemigo si no se toman las precauciones precisas. Hay que cuidar la salud, cualquier resfriado puede derivar en algo más grave si no se detecta a tiempo y se actúa en consecuencia. La mujer en estado no puede tomar medicamentos con la misma tranquilidad de antes, será el médico el que determine que tratamiento es el adecuado. Como en todo, lo mejor será la prevención, ir bien abrigadas, no acusar grandes cambios de temperatura, descansar lo máximo posible y llevar una buena dieta, rica en vitamina C. Si se cae enferma la fiebre es uno de los factores controlar ya que una fiebre alta y prolongada afectará al bebé.

Otra de las desventajas que supone para muchas estar embaraza en invierno es la cuestión de la ropa. Según sea nuestro fondo de armario deberemos realizar una inversión mayor o menor, pero siempre habrá más gasto que en verano, ya que no todos los abrigos sirven por igual, y lo mismo sucede con pantalones o jerséis.


Ventajas del embarazo en invierno


Pese a estos inconvenientes, ser una embarazada de invierno es lo que prefiere la mayoría de las mujeres que piensan concebir, no solo por evitar los agobios del calor, básicamente por el propio bebé. Y es que, si calculamos que nazca entre marzo y mayo, el recién nacido ya no tendrá que sufrir los rigores del invierno, irá hacia el verano y el buen tiempo, lo que se notará en su desarrollo. Normalmente son niños más fuertes y con menos problemas de salud en los primeros meses de vida, para cuando vuelve a llegar el frío riguroso el niño estará más cerca del año y lo soportará mejor. Muchas madres ven otra ventaja y es que los nacidos de madres de invierno están entre el grupo de los mayores de la clase, una diferencia que suele ser relevante en los primeros años de escolarización.

Será cada mujer la que decida que momento es el adecuado en función de sus características personales o profesionales, sin olvidar que muchas veces los niños no vienen cuando queremos, por lo que habrá que estar preparada para todo.