La música está presente en la sociedad desde que esta se constituyó como tal, y esto no es algo casual. Desde sus orígenes el ser humano ha estado muy vinculado a la música, cánticos y sonidos rítmicos le han acompañado en las celebraciones, en los momentos solemnes o en cualquier acto lúdico, no ha faltado el elemento musical.
Queda claro entonces que la melodía, el ritmo y la armonía, son tan propias de los seres humanos como el lenguaje o el raciocinio.
Siendo así una parte más del ser humano se hace necesario potenciarla para que nos podamos beneficiar de todas sus virtudes, y cuanto antes mejor. Introduciéndola en la escuela desde temprana edad se posibilita que el desarrollo emocional, intelectual, sensorial y físico del niño se produzca de una forma más adecuada y armoniosa.