El ballet y los niños

Gráciles niñas flotando en rosa sobre sus tutús, es la imagen idílica de una disciplina que exige un esfuerzo y un sacrificio mucho mayor del que podemos imaginar. Aunque películas como ‘Billy Elliot’ o la más reciente ‘El cisne negro’ han ayudado a mostrar a la sociedad una imagen más aproximada de lo que es realmente el ballet, lo cierto es que sigue habiendo una idea distorsionada de lo que implica, y cuando unos padres piensan en un deporte para sus hijos, especialmente si son chicos, el ballet es lo último que se les pasa por la cabeza.

Como cualquier otra práctica es importante que el niño se dirija a ella de buen grado, lo que sucede con el ballet es que las niñas acaban yendo porque estarán muy guapas con el trajecito, en cambio los niños que hacen ballet sí suelen mostrar una mayor predisposición.


El ballet es un arte exigente con los niños y niñas y exige dedicación


Pero lo que todos deben saber antes de aventurar a sus hijos en este arte es que es exigente, sigue unas normas muy concretas, requiere constancia, esfuerzo, disciplina y repetición, quizá por eso sea también muy beneficioso para crear determinados hábitos de conducta en los niños y mejorar no solo su resistencia física sino sus movimientos y posiciones.

Si hablamos de la parte física enseguida notaremos que el niño que hace ballet mantiene una postura erguida y correcta, lo que va en beneficio directo de su espalda.

Pero además el ballet aumenta la flexibilidad, la resistencia y la coordinación, es bueno para un adecuado desarrollo muscular, para el desarrollo de la columna, ejercita la agilidad y el equilibrio, se estimula la circulación sanguínea y una adecuada respiración y, debido a su componente artístico, ayuda a desarrollar la expresión corporal además de el oído y la memoria, necesarios para escuchar la música y seguir con precisión los pasos.

Ventajas a nivel físico hay muchas como podemos ver, pero también es una disciplina que beneficia la parte psicológica del menor. Requiere concentración y exige una disciplina que será muy válida para el desarrollo de la personalidad del niño. Este esfuerzo tiene su contrapunto en que como arte fomenta la sensibilidad de quien lo practica y le ayuda también a relajarse y disminuir su nivel de ansiedad. Al trabajar en grupo ayuda por último a la socialización de los niños.


El ballet tiene grandes beneficios para los niños


Con todos estos beneficios la práctica del ballet se convierte en una actividad que, más allá de sus resultados finales, favorece la formación del carácter y el desarrollo físico del niño de una forma que le permite profundizar en el arte a través de la música y el baile.

Se puede empezar a practicar desde los tres años, en principio las clases con los más pequeños buscan familiarizarlos con la música y con su propio cuerpo, se dan unos pasos sencillos que servirán de base para trabajar e ir profundizando en toda su riqueza. Lo mejor es acudir al ballet como una forma distinta de ejercitar el cuerpo, los niños se divierten a la vez que trabajan al ritmo de la música. Con el tiempo y si se mantiene el interés aumentará también el nivel de exigencia y dedicación.