Una buena autoestima en la infancia

La autoestima es la imagen que las personas fabrican sobre si mismas, el que esta sea positiva o negativa tendrá una repercusión directa en los sentimientos y posibilidades de desarrollo del ser humano.

Los niños no empiezan a verse como seres autónomos e independientes de sus padres hasta que no superan el año de edad.

Antes de eso, la conciencia de su propio ser está determinada por sus referentes más próximos, que suelen ser su madre y su padre. El que estos le sepan transmitir amor, seguridad y confianza será básico para la posterior construcción de su yo individual.


La autoestima varía a lo largo de los días, no es algo fijo


Mantener la autoestima elevada en todo momento es algo imposible de conseguir. Como seres emocionales los niños, y los mayores, experimentan sensaciones y sentimientos que van de la euforia a la desesperación pasando por todos los estados intermedios. En cada uno de estos puntos la autoestima sufrirá variaciones, de gustarnos mucho a no querernos nada. Estos cambios son normales, de lo que se trata es que de que las bases que sustentan la autoestima sean positivas y la infancia es la época en la que estas bases se asientan.

Los niños con una buena autoestima son aquellos que han recibido atención y apoyo por parte de sus seres queridos, se sienten amados y respetados y esto repercute en su forma de relacionarse con los demás. Estos niños están seguros de si mismos, confían en sus capacidades, y lo que es más importante, saben reconocer sus errores, saben que cuentan con la aceptación de sus padres y su apoyo y por eso no les cuesta admitir sus equivocaciones y rectificar. Son también niños que se valoran y por eso pueden darse cuenta de cuando alguien quiere abusar de ellos, se respetan a si mismos y no consienten que nadie se aproveche. Muy relacionado con esto estaría su sentido de la justicia, saben defender sus derechos y puntos de vista.


No hay que confundir la autoestima alta con un alto nivel de exigencia


Con una alta autoestima el niño está dotado de las herramientas necesarias para desenvolverse en la vida. Pero en este camino hacia la creación de un buen concepto de uno mismo los padres deben tener cuidado. Muchas veces en el afán de que el niño lo haga todo bien, se puede caer en un nivel de exigencia demasiado alto, lo que en lugar de favorecer la autoestima positiva acaba generando en el niño dudas y ansiedad, miedo al fracaso, con lo que termina dudando de sus propias posibilidades. Se le deben plantear metas y nuevos retos, pero deben ser realistas y asumibles por el niño. También hay que imponerles responsabilidades, es la única forma de que aprendan a ser responsables de sus acciones y comportamientos, y de que empiecen a distinguir que cada acto tiene unas consecuencias.

Los padres deben ser realistas, conocer a su hijo y no presionarle hasta donde no pueden llegar. La labor fundamental va a ser apoyarles, pero también educarles en el respeto a los demás, guiarles en los nuevos aprendizajes sin utiliza el castigo ni la crítica.