Causas de la obesidad infantil

Cada vez con mayor frecuencia se oye en los medios de comunicación el alarmante incremento de la obesidad en la población infantil. El estilo de vida sedentario y una dieta poco saludable son los factores sociales que han propiciado este incremento de niños obesos, pero no son las únicas, existen también factores físicos y genéticos que influyen en que un niño presente este problema.

Hay niños obesos cuyo problema no tiene nada que ver con el estilo de vida que lleven, por su predisposición fisiológica, metabólica o genética tienen más posibilidades de desarrollar este trastorno.

Hay ocasiones en que la alteración de diversos genes hace que se tenga, por ejemplo, un menor control del apetito, es un factor hereditario por lo que los niños de padres o abuelos obesos tendrán mayor facilidad a la hora de engordar. En otros casos existen trastornos metabólicos que hacen que el niño engorde, están relacionados con el funcionamiento de la glándula tiroides, enfermedades como la diabetes son también determinantes en esta cuestión. Para todos estos casos relacionados con la salud más que con los hábitos de vida, será necesario que el niño lleve una adecuado control médico, con el fin de evitar las complicaciones más graves que conlleva la obesidad.


Consecuencias de una vida sedentaria


Pero hay otras causas que sí se pueden y se deben evitar. Una de las más actuales es el estilo de vida sedentario. Los niños cada vez pasan más tiempo en casa viendo la televisión y jugando a los videojuegos, y no tienen toda la culpa de ello. La vida en la ciudad y la escasez de zonas de ocio infantil no favorece que los niños bajen a jugar a la calle desarrollando así la necesaria actividad física. Los padres no se atreven a dejar solos a sus hijos y no disponen del tiempo para acompañarles, por lo que cada vez pasan más tiempo en casa entretenidos en un ocio sedentario. Para minimizar estos factores es necesario apostar por actividades deportivas o al aire libre que ayuden al niño a ejercitar su cuerpo, algo imprescindible en la etapa de crecimiento.


Los malos hábitos alimenticios


Junto a la falta de actividad física se encuentran los hábitos alimenticios, el abuso de dulces y golosinas, unido al poco consumo energético por medio del ejercicio hace que el cuerpo acumule grasas desde muy temprana edad. Disminuye el consumo de frutas y verduras a la vez que aumenta el de hidratos de carbono y grasas. Cuando se está creciendo todos los grupos de alimentos son necesarios y un desequilibrio en la alimentación provoca a su vez un desequilibrio físico.

Es vital que los padres se conciencien de la importancia de cambiar la forma de vida y la alimentación de sus hijos, requiere más esfuerzo preparar una tortilla de patatas o un cocido que una pizza o unas hamburguesas pero estamos hablando de la salud de nuestros hijos. Un niño obeso tiene muchas posibilidades de acabar siendo un adulto obeso, y por tanto una persona con una salud con problemas cardiovasculares y otras enfermedades degenerativas.