Mononucleosis en bebés y niños

La mononucleosis es una enfermedad de origen vírico que afecta tanto a niños como adultos, aunque su índice más alto de prevalencia está entre los 15 y 35 años. Se contagia a través de la saliva, por lo que se le conoce popularmente como “la enfermedad del beso”.

De hecho, la mononucleosis es una inflamación de las glándulas linfáticas que causa, sobretodo, con síntomas de fatiga y que, en el caso de los niños, aparece principalmente a partir de los 4 años.


Cómo saber si un niño tiene mononucleosis


Una mononucleosis puede presentarse en los niños con síntomas muy parecidos a los de una faringitis bacteriana, como dolor de garganta, fiebre y ganglios inflamados.

Un médico puede intuir que un niño tiene mononucleosis si, además, tiene rinitis y el hígado y el bazo aumentados.

Para confirmar el diagnóstico real de un niño con mononucleosis, el pediatra recomendará que se realice un análisis de sangre en el que se pueda detectar el virus causante de esta enfermedad, y un frotis faríngeo para descartar amigdalitis por estreptococos.


Síntomas de la mononucleosis en niños y bebés


Aunque cada niño puede presentar síntomas propios de la mononucleosis, hay que señalar una serie de indicios que son característicos de la enfermedad, como:

  • Fiebre alta
  • Inflamación y dolor de garganta
  • Ganglios del cuello inflamados
  • Rinitis
  • Aumento de tamaño del hígado y el bazo
  • Dolores musculares
  • Fatiga persistente


Tratamiento de la mononucleosis infantil


No existen medicamentos específicos que permitan tratar la mononucleosis, ni en niños ni adultos. Lo más importante que puede prescribir un pediatra para un niño que padezca esta infección es un reposo prácticamente total en casa, durante unas tres semanas. También es importante asegurarse de que el niño ingiere la cantidad necesaria de líquidos para que la fiebre no le produzca deshidratación. De todos modos, es importante pedir consejo al médico sobre lo que se puede hacer para que el niño se sienta lo más cómodo posible.

Es interesante saber que, una vez se ha tenido la mononucleosis, la enfermedad no se vuelve a desarrollar, pero si que el virus queda latente en el organismo de la persona que lo ha padecido.


Posibles complicaciones de la mononucleosis


En principio, la mononucleosis no tiene porque presentar complicaciones en los niños que la padecen. De todos modos, es importante que un médico controle el proceso, ya que la consecuencia más grave de esta enfermedad sería que se rompiera el bazo, por su agrandamiento excesivo.

Hay que recordar que la hinchazón del bazo es una de las características de esta enfermedad, y que hablamos de un órgano importante relacionado con la circulación de la sangre del organismo. Puede darse el caso de que su agrandamiento, propio de los síntomas de la mononucleosis, se descontrole y acabe provocando su rotura.

Si el niño siente un dolor demasiado intenso en el lado izquierdo de la zona alta del abdomen, o si está mareado y no respira bien, es necesario llevarlo de inmediato a un servicio de urgencias, donde le harán un diagnóstico del estado del bazo.