Adaptación de bebés de 3 a 24 meses a la escuela, parvulario o guardería

Dejar por primera vez al niño en la guardería es uno de los malos tragos por los que deben pasar los padres. Pese a todo, habrá diferencias según estemos hablando de un bebé de pocos meses o de otro más mayor.

En líneas generales los bebés se adaptan con más facilidad, aunque también siente esa angustia ante la separación de sus padres, su menor edad hace que esta sea menos acusada.

Del mismo modo, el hecho de escolarizarse a tan temprana edad hace que se acostumbren y que lleven mejor todo el proceso, al conocerlo casi desde que nacen.


Durante los primeros meses de vida es muy importante la relación de la madre con el bebé


Con todo durante los primeros meses de la vida del bebé la relación con su madre es muy importante. Es necesario que esté bien asentada y que el niño se sepa querido, pese a que esté escolarizado. Lo recomendable es que la madre pase todo el tiempo posible con su hijo ofreciéndole la seguridad que necesita para cuando esté alejado de ella.

El paso al centro escolar será más difícil cuanto más mayor sea, hasta los 24 meses se considera que el niño tiene mucho de bebé todavía. Ya anda e incluso habla, pero sigue dependiendo mucho de sus padres. En sus dos primeros años de vida el niño pasa por muchos cambios, aprende a andar, a hablar, toma conciencia de si mismos, se inicia en el control de esfínteres… Si a todo ello le sumamos la entrada en la escuela los cambios son mayores, conocer gente nueva, un nuevo entorno y con unas normas y formas de actuar concretas.

Todo esto habrá de ser tenido en cuenta por los padres, hay veces que un niño que no ha tenido problemas de adaptación pasado un tiempo empieza a negarse a ir al colegio. Cualquier cambio evolutivo puede causar esto y los padres deben ser comprensivos con ello.


Siempre, o al menos casi siempre, los niños de más de un año viven con cierta angustia el separarse de su madre


En general los niños de más de un año vivirán con angustia esa primera separación. Los lloros en la puerta del centro serán habituales durante la primera semana y en algunos casos incluso más. Hay que afrontar el proceso con naturalidad, no debemos mostrarnos inseguros de nuestra decisión o tristes ya que eso mismo será lo que se transmita al niño. Confianza, tranquilidad y seguridad es lo que se le debe enseñar al niño con nuestra actitud.

En estas edades tempranas es normal que los padres tengan muchas dudas a la hora de dejar a su hijo en un centro, en la mayoría de ocasiones no existe otra alternativa y no por ello deben sentirse culpables. Los niños van a estar perfectamente atendidos y si los padres no viven esta experiencia como un abandono, si no como una nueva experiencia que le dan a su hijo, así lo vivirá también el niño. Después de los lloros y primeros rechazos llegará la aceptación que será positiva siempre que la actitud de los padres también lo sea.