Andadores: ¿bueno o malo para el bebé?

Seguro que la mayoría de los padres que leen esto usaron un andador de pequeños, al empezar a andar. Se trata de esos asientos que tienen una especie de barandilla alrededor, y que están anclados en unas patas con ruedas. De esta manera, el niño puede moverse sin caerse.

Hasta hace unos años, el andador era una parte fundamental del ‘ajuar’ de un niño, pero actualmente muchos pediatras dudan de si es una buena herramienta para ayudar al pequeño a dar sus primeros pasos.

De hecho, sugieren que se limite su uso como un objeto de ocio para un rato.


Los puntos negativos del andador


Algunas teorías apuntan a que los andadores pueden deformar los huesos del bebé, y retrasar su desarrollo a la hora de andar. La verdad es que este aparato tiene sus cosas buenas y malas, dependiendo de la manera en que se use.

La verdad es que usar de manera continuada el andador para enseñar a andar un bebé no es positivo para él. Para empezar, el niño no usa los brazos al moverse, con lo que no aprende a equilibrar su movimiento. Además, le acostumbra a caminar de lado, en vez de frente.

Otra cosa importante es que no se puede dejar que el niño use el andador sin que un adulto lo controle, ya que le hace sentirse demasiado libre como para intentar cosas que le pueden resultar peligrosas, del estilo de bajar unas escaleras.

Otro factor a tener en cuenta en el uso de un andador es que un niño no aprende a caminar si no sigue todas las etapas del proceso (sentarse, gatear…), con lo que el niño que usa este aparato, en realidad, está forzando esto, y simplemente se mueve en posición de semisentado por el impulso de sus pies.


Lo positivo del andador


Pese a estos puntos negativos, debemos tener claro que el andador no es un aparato completamente negativo para el niño. Si se usa de manera puntual, como una distracción, se convierte en un juguete divertido para nuestro hijo, que le permite estimular sus ganas de descubrir el entorno que le rodea.

De hecho, para los niños muy activos, el andador puede ser una manera de hacerles liberar energía, moviéndose por su pequeño ‘mundo’ y descubriendo todo su alrededor.

Eso sí, si los padres quieren aprovechar esta vertiente beneficiosa del andador para su hijo , deben tener muy claro que no es una manera de ‘dejarlo aparcado’ mientras hacen otras cosas. Para evitar accidentes, hay que estar pendiente de él, ya sea yendo detrás, o dándole indicaciones.

De todos modos, no podemos dejar de recomendar que el uso del andador sea puntual a lo largo del día a día del niño. El pequeño puede divertirse montando un rato en el andador y moviéndose con cierta libertad por la casa, pero también es esencial que aprenda a gatear, a ponerse de pie, y que experimente el movimiento agarrándose a los muebles o a la manos de sus padres para andar.