La cura del ombligo del bebé: lo que no debes hacer

Una de las muchas preocupaciones de los padres cuando cogen a su recién nacido y salen del hospital es como afrontarán la cura del cordón umbilical. ¿Quedará bien? ¿y si se infecta? ¿le duele? Las preguntas son muchas pero siguiendo las instrucciones del médico o la matrona y evitando determinados errores, el ombligo de nuestro bebé quedará perfecto.

El cordón es un trozo de piel que queda inutilizado una vez el niño nace y empieza a alimentarse por la boca.

Normalmente son cuatro o cinco centímetros que quedan colgando del estómago del bebe con una pinza. El cordón acabará cayendo solo cuando hayan pasado entre 10 y 15 días del nacimiento, mientras tanto hay que procurar que esté limpio y seco para evitar infecciones.


Antiguamente se aconsejaba no mojar el ombligo: ahora ya se aconseja bañar al bebé


Antes se pensaba que era mejor no bañar al bebé o hacerlo por partes que evitar que se mojara esta zona, ahora se recomienda bañar al niño, sin sumergirlo del todo, y secar bien la zona del cordón. El baño asegura la limpieza del cuerpo del bebé y la retirada de orina o heces que puedan acabar infectando esta delicada zona. Lo importante después del baño será secarlo bien, para ello podemos utilizar gasas estériles o un secador, teniendo cuidado de que el aire no esté demasiado caliente.

Es importante limpiar el cordón al menos cuatro o cinco veces al día, se pueden aprovechar los cambios del pañal para ello. Un error es utiliza algodón ya que este desprende fibras que pueden quedar adheridas al cordón y causar inflamación, lo mejor son las gasas y el alcohol de 70 grados, se pueden utiliza también otros antisépticos como la clorhexidina. Lo que hay que evitar es aquellos de color, como la mercromina o el yodo, ya que pueden provocar eccemas e incluso ser absorbidos por la piel. Además el hecho de que sean de color, impiden ver la evolución de la herida y detectar por tanto si hay alguna anomalía.


Como secar y tratar el ombligo del recién nacido


Una vez seco, limpio y desinfectado podemos envolver el cordón en una gasa y colocar el pañal de forma que no oprima ni presione la zona. No hay que dejar la gasa empapada en alcohol demasiado tiempo sobre el cordón ya que podría inflarlo, tampoco se recomienda, como hace unos años, colocar un fajín alrededor del abdomen del bebé para sujetar el cordón ya que acaba oprimiendo en exceso al niño y además pueden provocarle lesiones en la piel.

Como hemos comentado en el transcurso de dos semanas el cordón acabará cayendo por si solo, hemos de evitar, aunque veamos que está a punto de desprenderse, tirar de él, ya que no se puede apreciar realmente el agarre que todavía tiene y se puede provocar una hemorragia. Lo mejor es que caiga solo, después pasarán tres o cuatro días en los cuales habrá que mantener un cuidado especial de la zona hasta que se compruebe que ha cicatrizado del todo.

De todas maneras si no ha caído tras tres semanas o si se infecta, sangra, presenta mal olor o cualquier anomalía, lo mejor será acudir al pediatra para que lo valore.