El cordón umbilical

El cordón umbilical une al feto, que todavía está dentro del útero, con la placenta de la madre. Con una longitud media de unos 50 centímetros, está compuesto de arterias y venas que llevan al bebé los nutrientes que necesita para desarrollarse, y que le proporciona directamente el cuerpo de la mujer.

Además, gracias a este nexo directo entre madre e hijo, la sangre sin oxígeno del bebé llega a la placenta y es devuelta a su corazón con el oxígeno y los alimentos que necesita para desarrollarse.

Cualquier presión en el cordón umbilical puede hacer que el flujo de sustancias que pasa por él no sea normal, causando lo que se llama ‘sufrimiento fetal’ y complicando el desarrollo del bebé. Las principales alteraciones que pueden dar lugar a este problema son las vueltas y los nudos en el cordón umbilical.


Alteraciones del cordón umbilical


Las vueltas en el cordón umbilical son bastante frecuentes. De hecho, se calcula que casi la mitad de los bebés en algún momento del embarazo han tenido el cordón enrollado en alguna parte de su cuerpo. Esto no significa que les pueda faltar oxígeno, a menos que esté alrededor de su cuello. Hoy en día, gracias a los monitores fetales y a los aparatos Doppler, es muy fácil diagnosticar que un cordón umbilical se ha enrollado y el ginecólogo puede intervenir rápidamente haciendo una cesárea, con la que evitará secuelas en el niño.

Los nudos en el cordón umbilical también son usuales en un embarazo, aunque en menos del 1% de los partos presentan riesgos fatales para el bebé. Solo se detectan en el parto, debido a que provocan que los latidos del corazón del bebé disminuyan de manera importante.


Las células madres del cordón umbilical


Hasta hace unos años se consideraba que el cordón umbilical no era más que un desecho del parto, pero las investigaciones actuales han demostrado que tiene importantes aplicaciones terapéuticas. De hecho, la sangre que contiene posee numerosos elementos capaces de generar células madre, consideradas el futuro de curación para muchas enfermedades graves, como leucemias o linfomas, o inmunodeficiencias congénitas.

Dada la importancia de los cordones umbilicales para la medicina actual, hoy en día algunos hospitales han organizado ‘bancos de cordones’, donde se almacenan los que donan las madres después de su parto, y que son usados tanto en trasplantes como en investigación medica.


La cicatrización del cordón umbilical


Cuando nace un bebé, se le corta el cordón umbilical, se le coloca una pequeña pinza en el resto que queda en su cuerpo y se le envía a casa así, contando con que sus padres controlarán que se le dessprenda a los pocos días.

La Organización mundial de la Salud recomienda que simplemente se mantenga esta zona del cuerpo del bebé limpia y seca y que se deje que caiga por si solo el cordón, sin aplicar ni antisépticos ni antibióticos, que solo retrasan el proceso. A pesar de esto, muchos padres optan por aplicar una gasa empapada en alcohol de 70º o incluso mercromina para ayudar a la cicatrización.