Cuando hacen acto de presencia en casa provocan una de las situaciones más molestas para toda la familia, los piojos son pesados y difíciles de eliminar, precisamente porque son sumamente contagiosos. Por eso, en cuánto salta la alarma, normalmente desde el colegio, los padres se ponen manos a la obra para evitar que estos bichitos lleguen a la cabeza de los niños.
Es en los centros escolares donde los piojos hacen su agosto, pero la ventaja es que estando atentos se pueden detectar las primeras señales y actuar antes de que sea tarde.
Los piojos se manifiestan primero en forma de liendres, esto es, unos huevos que al cabo de una semana eclosionarán y entonces será más complicado hacerlos desaparecer.