Para muchos padres, la tele no es una simple herramienta de ocio, a la que sus hijos pueden dedicar un rato para distraerse. Muchos la usan como un canguro, para conseguir que sus hijos no ‘molesten’ durante toda la tarde, y otros tantos colocan a sus hijos delante del televisor para conseguir que se duerman.
Lo primero que los expertos objetan a que un niño se duerma mirando la tele, es que ésta no debe concebirse nunca como un entretenimiento en solitario, sino que debe ser un momento de ocio compartido en familia.