Falta de sueño en los niños

‘Está muerto de sueño y va dando tumbos hasta que cae rendido’, ‘desde que era pequeño no duerme más de seis o siete horas seguidas’, ‘nunca quiere irse a la cama’… Son expresiones habituales entre los padres de aquellos niños para los que dormir parece ser una pérdida de tiempo.

Cada persona tiene su propio ritmo y funciona de una manera, existe una media determinada para los adultos, que se sitúa en las ocho horas de sueño, pero puede que una persona solo necesite seis mientras que otra no valga nada si nueve horas y su siesta.

Con los niños sucede lo mismo, por mucho que nos empeñemos no se puede dormir si no se tiene sueño y hay niños que rinden perfectamente con pocas horas de sueño. Teniendo claro esto podremos valorar si nuestro hijo tiene un problema de falta de sueño o es que simplemente no necesita dormir más.


No es lo mismo necesitar dormir poco que la falta de sueño


Y es que una cosa es muy distinta de la otra, la falta de sueño es un problema grave. Pensemos como nos sentimos el día en que por cualquier motivo no hemos dormido nuestras horas, cansados, irritables, faltos de concentración… Lo mismo les sucede a los niños, en su caso todavía es peor ya que al contrario que los adultos ellos están en un proceso de crecimiento y desarrollo, necesitan las horas de sueño y descanso para asentar todos los aprendizajes y procesos cognitivos. Si no es así su actividad cerebral se ve alterada, la memoria, el lenguaje… todas sus capacidades sufren las consecuencias lo que deriva en problemas conductuales y fracaso escolar.

Los síntomas de un niño que no duerme las horas que necesita se empiezan a manifestar al poco tiempo de que esta situación se produzca. Entre las más comunes está el cansancio y decaimiento, la apatía, falta de concentración, irritabilidad e impulsividad, bajo rendimiento, dolores de cabeza, comisión frecuente de errores o desinterés por lo que le rodea. Todos estos signos si se mantienen durante mucho tiempo, acaban haciendo de él un niño triste, con baja autoestima y tendente a la depresión por lo que hay que poner remedio de inmediato.


Efectos de la falta de sueño en la salud


La falta de sueño es tan perjudicial para la salud como una mala alimentación y deberá ser el pediatra el que valore la situación. En muchos casos el problema se puede resolver modificando hábitos de conducta. Hay veces que los padres consienten que su hijo esté despierto hasta muy tarde porque ‘como no duerme’. Esto es un error hay que habituar al niño a acostarse a una hora que le permita descansar al menos 10 u 11 horas cuando son pequeños. Si le cuesta una hora dormirse y se va a la cama a las 11 no se dormirá hasta las 12 pero si lo acostamos a las nueve al final a las 10 estará durmiendo.

De todas formas las fórmulas a aplicar dependerán de cada caso en concreto, si se trata de un problema de insomnio infantil, por ejemplo, deberá ser el especialista el que nos ayude a tratarlo.