Prevención y control del acoso escolar

Parece que el acoso escolar es un término propio de la época actual, un mal de las aulas del siglo XXI. Pero lo cierto es que siempre ha habido en las clases ese niño al que por cualquier causa se le rechaza y acaba siendo blanco de las burlas de sus compañeros. Lo que antes se podía ver como algo normal, como uno de los roles que se desarrollan en la micro sociedad que supone un aula, hoy se ha comprobado que es muy negativo para el desarrollo del afectado y para el contexto general del grupo de alumnos.

Un niño puede ser víctima de acoso por muchos motivos, puede que sea diferente al resto en el aspecto físico, intelectual, vista diferente o simplemente no caiga bien a otros niños.

Esto lo hace propenso a que cierto tipo de niños lo coloquen en su punto de mira y le hagan la vida imposible. Normalmente el niño acosador tiene también una serie de problemáticas asociadas, suele ser un niño con una baja autoestima y poca confianza en si mismo que necesita hacer daño a otros para sentirse mejor, si esto además le granjea los aplausos del resto mucho mejor.


La prevención es la mejor arma contra el acoso escolar


Teniendo claro este tipo de perfiles generales, la forma de actuar en las clases es tenerlos más controlados. La prevención es la mejor arma, estar atentos ante cualquier posible brote y cortarlo de raíz. El profesor suele tener muy claros los perfiles que hay en sus clases y por tanto puede trabajar para que no se desarrollen situaciones problemáticas. En un aula potencialmente conflictiva es bueno trabajar desde el principio el respeto a los demás y la empatía. La única forma de que los niños comprendan el daño que supone el acoso es ponerse en el lugar del acosado, deben aprender además que todas las personas son iguales y que las diferencias enriquecen, no se deben aplastar.

Prevenir el acoso es un trabajo continuo que debe estar integrado en el programa del centro escolar en todos sus niveles. Los grupos infantiles ya deben tener en cuenta esto en sus clases y cualquier brote de violencia debe ser corregido y eliminado, los niños no deben admirar al acosador, todo lo contrario.


Los padres pueden notar comportamientos extraños en sus hijos


Será muy importante implicar a los padres, puede que sean ellos los que detecten que a su hijo le pasa algo. En ese caso es importante que hablen enseguida con los profesores y educadores y que se tomen las medidas necesarias para que la situación de acoso desaparezca.

Las formas de actuar dependerán mucho del tipo de problemas de que se trate, puede que con una charla sea suficiente, en los casos más graves incluso se puede llegar al cambio de centro. Lo importante es intentar atajar el problema desde sus inicios y para ello lo mejor es evitar que surja trabajando con un tipo de dinámica escolar en la que este comportamiento quede fuera de lugar. En el caso de que se produzca la respuesta debe ser rápida y contundente, los niños deben saber que el acosador no es digno de admirar y que no se van a tolerar esas conductas.