Muchos niños y bebés sufren convulsiones debidas a alguna enfermedad que cause con fiebre. La verdad es que son muy llamativas, por lo que las personas que estén presentes cuando las tienen se asustan mucho, si no saben que son usualmente inofensivas para los pequeños.
La convulsión febril es un trastorno de tipo neurológico que afecta sin avisar, y de manera temporal, a un niño con fiebre.
La mayor parte de veces, esta temperatura alta se debe a enfermedades tan normales como infecciones respiratorias, o intestinales.
Los síntomas de una convulsión se pueden confundir con los de un ataque de epilepsia, pero su origen no tiene nada que ver.
Es importante saber que una convulsión puede llegar a durar hasta 15 minutos sin que sea motivo de alarma para la salud del niño que la padece, aunque sus padres puedan asustarse porque la variación de la respiración le hará cambiar el color de su piel, que se volverá morada.