Los padres intentarán proteger a sus hijos en todo momento pero, es cierto, que a veces se producen accidentes y por ello, tendrán que estar preparados para actuar lo más rápido posible. En el caso de que el pequeño sufra quemaduras, habrá que mantener, ante todo, la calma, y realizar los primeros auxilios.
Existen diferentes tipos de quemaduras, ya sean producidas por la exposición excesiva al sol, a llamas, por fricciones, así como por el contacto con productos químicos o por electricidad.
Sea cual sea el motivo, existen medidas de prevención para poder evitar estos accidentes. Es el caso de la colocación de detectores de humos en diferentes puntos de la casa, no dejar líquidos calientes cerca de los pequeños, controlar la entrada de los niños a la cocina, guardar los productos inflamables bajo llave, medir la temperatura del baño del niño siempre, evitar fumar cerca de los pequeños, proteger los puntos de electricidad, tener a mano extintores y comprobar que funcionan correctamente… Éstas y otras medidas, podrán evitar disgustos.