Primeros auxilios a los niños: quemaduras

Los padres intentarán proteger a sus hijos en todo momento pero, es cierto, que a veces se producen accidentes y por ello, tendrán que estar preparados para actuar lo más rápido posible. En el caso de que el pequeño sufra quemaduras, habrá que mantener, ante todo, la calma, y realizar los primeros auxilios.

Existen diferentes tipos de quemaduras, ya sean producidas por la exposición excesiva al sol, a llamas, por fricciones, así como por el contacto con productos químicos o por electricidad.

Sea cual sea el motivo, existen medidas de prevención para poder evitar estos accidentes. Es el caso de la colocación de detectores de humos en diferentes puntos de la casa, no dejar líquidos calientes cerca de los pequeños, controlar la entrada de los niños a la cocina, guardar los productos inflamables bajo llave, medir la temperatura del baño del niño siempre, evitar fumar cerca de los pequeños, proteger los puntos de electricidad, tener a mano extintores y comprobar que funcionan correctamente… Éstas y otras medidas, podrán evitar disgustos.


La educación es clave para evitar accidentes en los niños


Asimismo será importante que los padres enseñen a los pequeños algunos consejos para que actúen correctamente. Por ejemplo habrá que indicarles que deben salir gateando de una habitación en la que haya humo producido por fuego, enseñarles dónde se encuentran las salidas de emergencia del edificio en el que viven y dejarles claro que no deben usar el ascensor en caso de incendio, explicarles la importancia de que si su ropa se prende fuego tendrán que tirarse al suelo y rodar…

Aún así, si ya se ha producido el daño, en primer lugar, habrá que valorar la gravedad de la quemadura y saber si son de primer, segundo o tercer grado para determinar cómo actuar en cada caso. Las de primer grado suelen ser de carácter superficial y el pequeño sentirá ardor, dolor en la zona afectada y se inflamará. Suelen producirse por la exposición prolongada al sol o si se toca un objeto con temperatura elevada durante un breve periodo de tiempo. Las de segundo grado se caracterizan por la formación de ampollas que contienen un líquido amarillento y en estos casos, la piel se levanta. La causa más común suele ser el contacto prolongado con objetos calientes, tales como planchas y estufas o de menos duración con líquidos que están en proceso de ebullición y con agentes químicos que no tienen una concentración muy alta.

Las más graves, las de tercer grado, se caracterizan por dar a la piel un aspecto blanquecino o dorado y en este caso, se produce una lesión más profunda que a veces incluso afecta a músculos, nervios y huesos. Se producen si se entra en contacto durante bastante tiempo con fuego, alguna sustancia química o con líquidos muy calientes.


En el caso de quemaduras de segundo grado y tercer grado siempre habrá que acudir al hospital o centro médico más cercano


Así, en función de la gravedad de la quemadura, se actuará de un modo u otro. Si es de primer grado, se enfriará la zona con agua templada para calmar el dolor y se le colocarán apósitos mojados, una vez que se haya enfriado la quemadura. Aún así, no se utilizará ni hielo ni desinfectantes, jabones, aceites o ungüentos grasos. Ante todo no se tocarán las ampollas para evitar una posible infección. Será fundamental que el pequeño beba abundante agua.

Si en cambio, la quemadura es más grave, lo primero será retirar la ropa de la zona afectada, sin arrancar la que esté pegada a la piel. Acto seguido se colocará la zona en agua fría y se le pondrán compresas frías hasta que el pequeño sea atendido. En caso de que la ropa esté ardiendo, el niño no deberá correr porque avivaría el fuego y lo ideal será que se tire al suelo y ruede. Asimismo para apagar las llamas se le pondrán mantas, sábanas o paños de algodón, evitando siempre las fibras sintéticas.

Aún así, si la zona afectada es considerable y la profundidad también, habrá que acudir a urgencias con rapidez.

Y es que, en el caso de los niños, tanto en las de segundo como en las de tercer grado será necesaria la atención médica, ya que, una vez que se hayan llevado a cabo los primeros auxilios, lo más conveniente es que sean valoradas por un médico que realmente indique el procedimiento a seguir para evitar las infecciones.