Heridas por quemaduras en la piel del niño

A pesar de que los padres velan constantemente por la seguridad de sus hijos, a menudo, ocurren accidentes, como es el caso de las quemaduras. Es cierto que a los pequeños les llaman la atención la luz o el calor que desprenden ciertos objetos como planchas, estufas, una chimenea y por ello se ven atraídos a tocarla.

Aún así, dichas quemaduras pueden producirse por diferentes motivos, tales como la exposición excesiva al sol, a llamas, por fricciones, o por el contacto con productos químicos o electricidad.

De este modo, una vez que se ha producido el accidente, los padres se preguntan cómo actuar. Lo primero será valorar la gravedad de la quemadura, en función de una serie de factores tales como la extensión, la profundidad, así como la edad del pequeño. En cuanto a la extensión, es evidente que, cuanta mayor cantidad de piel se haya visto afectada, más grave será dicha quemadura.


Cómo evaluar la gravedad de una quemadura


Una forma sencilla de evaluarlo será calculando con la palma de la mano, que será entorno al uno por ciento, la superficie quemada. Si supera el quince por ciento la zona afectada será grave y el pequeño deberá ser atendido con urgencia.

En cuanto a la profundidad, se pueden encontrar quemaduras de primer, segundo y tercer grado. En el primer caso se tratará de una herida superficial y la piel estará roja, mientras que, en las de segundo grado, se formarán ampollas y se levantará la piel. Por último, en las más graves, la piel se mostrará ennegrecida o a veces con un aspecto blanquecino. En este caso, se produce una lesión más profunda que puede incluso afectar a músculos, nervios y huesos. Por último, cuanto más pequeño sea el niño más grave será la quemadura y con mayor brevedad habrá que acudir al servicio de urgencias.

Y en este punto, será importante actuar de un modo rápido pero, sin perder la calma, ya que, los padres tendrán que transmitir al pequeño tranquilidad para que no se asuste o se ponga inquieto. De este modo, para las quemaduras de menor gravedad habrá que enfriar la zona con agua templada para aliviar el dolor y se le colocarán apósitos mojados, una vez que se haya enfriado la quemadura. Aún así, no se utilizará ni hielo ni desinfectantes, jabones, aceites o ungüentos grasos. Un error frecuente consiste en poner sobre la herida pasta de dientes para refrescarla. Pero, por el contrario, esta solución provocará numerosos problemas de irritación cutánea y dificultará la cicatrización. Del mismo modo, será muy importante no pinchar las ampollas, ya que, a menudo, se suele pensar que, de ese modo, se acelerará la cicatrización. Pero, sin embargo, hacerlo provocará una herida mayor y aumentarán los riesgos de una posible infección.


Como tratar quemaduras graves


Si en cambio, la quemadura es más grave, lo primero será retirar la ropa de la zona afectada, sin arrancar la que esté pegada a la piel. Acto seguido se colocará la zona en agua fría y se le pondrán compresas frías hasta que el pequeño sea atendido. En caso de que la ropa esté ardiendo, el niño no deberá correr porque avivaría el fuego y lo ideal será que se tire al suelo y ruede. Asimismo para apagar las llamas se le pondrán mantas, sábanas o paños de algodón, evitando siempre las fibras sintéticas. Aún así, si la zona afectada es considerable y la profundidad también, habrá que acudir a urgencias con rapidez.

Por último cabe destacar la importancia de poner un antiséptico en el tratamiento de la herida, ya que ayudará a evitar que llegue a infectarse. Sin duda, una vez que esté limpia, el uso de un antiséptico servirá para asegurarse de que la herida respire bien y disminuyan los riesgos de una infección.