Mamás y papás: con el sol no se juega

Cuando llega el verano, los padres empiezan a hacer planes para disfrutar de esta estación con sus pequeños. Sin embargo, no deben olvidar y tener mucho cuidado con las consecuencias que los rayos solares pueden provocar en la piel de los niños.

Y es que, aunque el sol ayuda al organismo en la producción de vitaminas, entre ellas, la D y es muy beneficioso para combatir posibles enfermedades, además de que aporta sensación de bienestar, siempre hay que tener unos límites y sobre todo, los padres deben cuidar de sus pequeños en relación a este tema.


El exceso de sol puede ser muy perjudicial para los niños


Como previene la Asociación Española Contra el Cáncer los riesgos de la exposición durante un tiempo excesivo al sol, especialmente durante la etapa infantil, son muy altos.

De hecho, dos quemaduras solares en este periodo de edad pueden multiplicar por tres las posibilidades de que cuando el pequeño crezca y sea adulto sufra un melanoma.

Asimismo, si se notan cambios o un aspecto diferente en algún lunar que tenga el pequeño, así como una quemadura, ya que la zona se presenta muy enrojecida, será fundamental acudir a un médico. Un dermatólogo sabrá tomar las medidas necesarias.

De este modo, los padres deben ser conscientes de que con el sol no se juega y por ello, será fundamental que sigan una serie de recomendaciones o medidas de prevención para que sus pequeños no sufran problemas de este tipo, ya que, a ello se une el hecho de que su piel es muy delicada y los rayos les afectan en mayor medida que a una persona adulta, aunque los mayores también deben tomar precauciones.

Así, será recomendable que los pequeños no se expongan directamente a sol hasta los dos o tres años o si lo hacen, bien protegidos y durante muy poco tiempo. Además se evitará que estén expuestos en las horas en que los rayos son más fuertes, es decir, aproximadamente desde las 11 a las 16 horas.

Los protectores solares serán un buen aliado y será conveniente que sean de un factor de protección muy elevado. Se le aplicará correctamente por todo el cuerpo, especialmente en la zona de la cara y se repetirá dicha aplicación durante el día varias veces, ya que los pequeños se bañan a menudo y sudan mucho, por lo que no habrá que confiarse. Si lo creen conveniente, los padres pueden preguntar a su médico cuál es el factor indicado para su pequeño, según el tipo de piel y otras cuestiones.


Protecciones adicionales contra el sol


Será muy útil también que utilicen gorras, sombreros u otros complementos que les tapen la cabeza y también, si puede ser posible, la zona del cuello y las orejas. Además, a pesar de los protectores, de vez en cuando, será bueno colocar al pequeño una camiseta, por ejemplo, mientras esté jugando en la arena. Cuando quiera bañarse se le quitará, pero al menos ese tiempo estará más protegido.

Sin duda, será fundamental que los padres lleven una sombrilla para que el pequeño se cobijen en esa sombra siempre que sea posible, especialmente en las horas de mayor riesgo, como antes se comentó.

En cuanto a las gafas solares para pequeños, habrá que tener en cuenta que su uso es conveniente para proteger sus ojos pero que deberán ser homologadas, ya que, por el contrario podrían provocar más daños.

Siguiendo estas recomendaciones, toda la familia podrá disfrutar del sol y de los días al aire libre cuando llegan las vacaciones sin ningún problema o complicación.