Primeros auxilios a los niños: hemorragias

Cuando se produzca una hemorragia, los padres deberán, ante todo, tranquilizar a los pequeños y, a continuación, seguir una serie de pasos para detener la pérdida de sangre. A pesar de que la más común es la hemorragia nasal, también pueden darse casos de sangrado por la boca, el oído o en otras partes del cuerpo.

En el caso de las hemorragias nasales, los motivos más frecuentes suelen ser los golpes, algunos tipos de alergias, la respiración de aire excesivamente seco e incluso, a veces, pueden provocarlas los propios niños, tras rascarse o introducir algún objeto por su orificio nasal.

De modo que, si se da el caso, lo primero será colocar al pequeño sentado con la cabeza hacia delante para permitir que la sangre salga y así poder controlarla. Es muy común cometer el error de poner la cabeza hacia atrás.


En caso de hemorragia nasal nunca inclinar la cabeza hacia atrás


A continuación será conveniente taponarle la nariz colocando los dedos índice y pulgar, por lo que tendrá que respirar por la boca. Se mantendrá esta posición durante aproximadamente 10 minutos para que se coagule la sangre. Si tras ese tiempo, y una vez se retire la presión sobre la nariz, no ha cesado, se repetirá la acción de nuevo durante otros 5 ó 10 minutos. En caso de que este método no paralice el sangrado, habrá que acudir a un centro sanitario.

Aún así, será fundamental que durante el tiempo que se esté presionando la nariz, el pequeño intente no hablar, ni tragar, toser, escupir y sobre todo no podrá sonarse la nariz, ya que entonces será más complicado que se forme un coágulo en la nariz y cese el sangrado.

También pueden producirse hemorragias bucales por algún corte en la lengua, en los labios, en encías o incluso tras la extracción de piezas bucales. Asimismo, la sangre puede proceder de otras partes del cuerpo y en esos casos, habrá que localizar de dónde procede, por lo que quizás la mejor opción será acudir directamente a urgencias.

En estos casos, al igual que en las hemorragias nasales se colocará al niño hacia adelante y habrá que presionar el sangrado con una gasa durante al menos 10 minutos. Normalmente, siguiendo este procedimiento cesará, pero si no es así se llamará al teléfono de emergencias. En el caso de que el sangrado sea por la extracción de alguna pieza dental, se introducirá la gasa en la parte de la encía donde se encuentra el hueco y lo ideal será que el pequeño muerda la gasa.

Será muy importante evitar ante todo los enjuagues bucales que no harán sino aumentar el sangrado, evitar el roce con la zona de donde procedía la hemorragia, no probar líquidos ni comida caliente y en el caso de que se quiera utilizar algún antiséptico será conveniente solicitar ayuda médica.


Hemorragias en oídos y otras partes del cuerpo


Si el sangrado se produce en el oído puede deberse a una infección auditiva, a la introducción de un cuerpo extraño o incluso a la rotura del tímpano si el niño se ha visto expuesto a un fuerte sonido, tales como una explosión. En algunos casos, la hemorragia puede ser fruto de un fuerte golpe en la cabeza que haya provocado un traumatismo craneal, en este caso habrá que acudir a urgencias y evitar que el pequeño mueva demasiado la cabeza.

Asimismo, también pueden producirse hemorragias en otras partes del cuerpo, tales como en brazos, piernas… ya que los juegos infantiles a veces acaban siendo peligrosos. En el primer caso, será necesario comprimir la arteria humeral, situada en el bíceps, mientras que si el sangrado se localiza en la pierna, se comprimirá la arteria femoral que se encuentra en la zona de la ingle con el puño cerrado. Estas comprensiones no durarán más de 15 minutos. En algunos casos será realizar un torniquete si no se consigue frenar la hemorragia.

Aún así, los padres deben ser conscientes de que, si tras llevar a cabo estas medidas de primeros auxilios, el sangrado no frena y no son capaces de controlar la situación, lo más conveniente será acudir directamente al servicio de urgencias.