Atragantamiento: primeros auxilios a niños

Uno de los peligros a los que nos enfrentamos más a menudo los padres de niños pequeños es el del atragantamiento. Y es que, a medida que un niño va creciendo y tiene más capacidad de movimiento, adquiere la costumbre de llevarse a la boca todo lo que encuentra.

Por lo tanto, debemos tener especial cuidado en no dejarle a su alcance cualquier objeto que le pueda causar un ahogo, desde trozos de comida a juguetes compuestos de piezas pequeñas.


Atragantamiento con tos


Un niño puede atragantarse de diversas maneras, y según como esto le ocurra, hay que proceder de manera diferente.

Si el pequeño, pese a estar atragantado, tose o emite ruidos, no tiene sus vías aéreas completamente obstruidas.

Por lo tanto, tenemos el mecanismo perfecto para revertir el ahogo. Lo mejor es que facilitemos que siga esta tos.

Lo que debemos evitar es, precisamente, lo que a nivel popular se tiende e hacer: dar golpes en la espalda, comprimir el abdomen y darle de beber. Todas estas acciones pueden hacer que el objeto que produce el atragantamiento se mueva, y se empeore la situación.


Si no hay tos…


Si el niño atragantado no tiene tos, o ésta es muy débil, hay que tener en cuenta si el niño está consciente o no. Por supuesto, en ambos casos lo primero que hay que hacer es llamar a urgencias.

Si el niño está consciente, hay que empezar por darle hasta 5 golpes con la palma de la mano en la zona entre sus omoplatos. Si esto no funciona, hay que optar por la maniobra de Heimlich, una maniobra de primeros auxilios que todos los padres deberíamos conocer, y que consiste en hacer de manera muy específica una serie de compresiones abdominales.

En el caso de que el niño atragantado esté inconsciente, mientras se espera la llegada de los servicios de urgencias debemos realizar 30 compresiones torácicas, seguidas de dos insuflaciones de aire en la boca del niño.


Cómo se hace la maniobra de Heimlich


Cuando vemos a un niño que se atraganta – y también un adulto – debemos olvidarnos de los típicos golpes en la espalda, que aun pueden agravar la situación, e inclinarnos por hacer la maniobra de primeros auxilios conocida como de Heimlich.

Para llevar a cabo esta maniobra, hay que colocarse detrás del niño que se ahoga, rodeando su cintura con los brazos. A continuación, colocaremos el nudillo del pulgar por encima del ombligo, a la altura de la boca del estómago, entre el ombligo y el tórax. Cogeremos el puño con la otra mano, y provocaremos un aumento de presión en el tórax. Esta presión obligará al aire que queda dentro de los pulmones a salir, arrastrando el cuerpo extraño.

Este movimiento se puede repetir tantas veces como sea necesario, hasta que veamos que el objeto de atragantamiento ha desaparecido por completo.

Evidentemente, no se puede hacer la maniobra de Heimlich a un bebe que se atraganta, ya que existe el riesgo de ocasionarle lesiones importantes.