Higiene en la alimentación de los bebés y niños

Para mantener la buena salud de nuestros hijos no basta solo con ofrecerle los mejores alimentos, es necesario a su vez cuidar la conservación de los mismos y todo lo que tenga que ver con su higiene, esta será la única forma de asegurarnos que bacterias y demás microrganismos peligrosos quedan fuera de su alcance.

Estos cuidados se deben llevar a cabo desde el primer momento, si vamos a alimentar al bebé con biberones y leche maternalizada es preciso esterilizar en cada toma todos los objetos implicados, además de mantener la leche en un lugar adecuado para su correcta conservación.

Hay que respetar las temperaturas indicadas y los tiempos de preparación y desechar aquella leche que el bebé no se toma.


Conservación de la leche materna y papillas


La conservación también debe ser la correcta si hablamos de leche materna, esta se puede guardar en la nevera y congelar, pero el proceso de congelación debe ser el adecuado. Incluso al dar el pecho se deben mantener unas medidas higiénicas, este debe estar limpio en cada toma, sin cremas ni otros productos, para ello podemos utilizar una gasa húmeda.

Una vez el bebé empieza con las papillas de frutas, verduras, carnes y pescado hay que ser muy exigente con estos productos, sobre todo si las vamos a elaborar en casa. Lo primero y más obvio va a ser manipular la comida siempre con las manos limpias, y mantener a su vez la limpieza en bancos, cuchillos, vajilla y el resto de superficies de trabajo. La fruta y la verdura se deben lavar concienzudamente, en cuanto a la verdura es mejor no ofrecerla cruda, con la cocción eliminamos las posibles bacterias que pueda haber.


El bebé ni el niño no deben comer nunca carne o pescado crudos


Con la carne y el pescado pasa igual, nunca se deben ofrecer crudos, la carne para los niños es mejor que esté bien hecha y para evitar riesgos con el pescado se recomienda congelarlo siempre antes de ofrecerlo a los niños. En lo que respecta a su conservación no se deben guardar en la nevera más del tiempo indicado, si no se va a consumir pronto es mejor congelarlo, en pequeñas raciones para no tener que descongelar todo el producto, ya que recordemos que una vez descongelado no se puede volver a congelar. La descongelación a su vez se debe hacer de un día para otro y en la nevera. Si congelamos raciones sobrantes también se hará por raciones y mejor en recipientes no muy altos para facilitar la posterior descongelación.

Los hábitos de higiene en la alimentación incluyen todo lo que tiene que ver con enseñar a los niños a lavarse las manos y no manipular alimentos si no están limpias. Estos hábitos se deben enseñar desde que son pequeños, al principio les ayudaremos nosotros, después podemos comprarles un taburete para que sean ellos mismos lo que se laven las manos. Es importante crear esta costumbre para que la lleven a cabo siempre y no solo cuando estemos nosotros. En la mesa también desarrollaremos otras costumbres como utilizar las servilletas y comer respetando unas mínimas normas de conducta.