Lactancia materna: conservar la leche

Lo ideal sería disponer de todo el tiempo del mundo para dar de mamar a nuestros hijos hasta que consideráramos oportuno, pero lo cierto es que la sociedad actual obliga a la mujer a incorporarse al trabajo a los pocos meses de haber tenido un hijo. Esto hace que muchas madres abandonen la lactancia materna, cuando aún podían haberla continuado unos cuantos meses más.

Para aquellas madres que quieren seguir alimentando a su hijo con su propia leche, pese a haber vuelto al trabajo, existen fórmulas que nos van a permitir seguir produciendo leche y así, cuando estemos en casa, podamos amamantar a nuestro hijo.


Coordinar la extracción con las tomas de leche


Para producir hay que extraer, según sea nuestro horario calcularemos las tomas y en función de eso extraeremos la leche necesaria que la persona responsable le dará al bebé.

Esto a su vez nos permitirá mantener una cantidad adecuada y disfrutar del momento de dar el pecho.

También hay mujeres se sacan leche no por que tengan que incorporarse al trabajo, si no por tener una cantidad de reserva que pueden utilizar en biberones con cereales o simplemente en casos de ausencias esporádicas.

Sea cual sea el caso, hay que saber cuánto tiempo se puede conservar esta leche y en que condiciones para que al niño le llegue con todas sus propiedades. El método que se utiliza para la extracción es el saca leches, los hay de varios tipos, la elección de uno u otro modelo dependerá de las preferencias personales.

Si la leche se le va a ofrecer al bebé en el mismo día se puede mantener hasta cuatro horas a temperatura ambiente, aunque esta no debe ser superior a los 25 grados centígrados. Lo mejor es meterla en la nevera donde puede estar sin problemas alrededor de tres días. No se debe colocar en la puerta de la nevera si no en la parte más fría de la misma.


Congelar la leche materna


La leche también puede ser congelada, según el tipo de refrigerador podrá aguantar desde dos semanas hasta seis meses, en el caso de los congeladores independientes. Al utilizar leche así conservadas habrá que cuidar el proceso de descongelación, evitando romper la cadena del frío. Utilizaremos primero la más antigua, por lo que es importante fechar los recipientes. Lo ideal es sacar la leche del congelador el día anterior y dejarla en la nevera, si no hay tiempo para ello se puede hacer al baño maría. No es recomendable hacerlo en el microondas, ni tampoco calentarla en este electrodoméstico ya que se eliminan muchos de los nutrientes de la leche. Una vez descongelada, comprobamos que la grasa se ha separado del resto, solo habrá que agitarla un poco para que adopte la consistencia precisa. La leche descongelada se deberá consumir en las 24 horas siguientes y no se podrá volver a congelar.

Los recipientes recomendables para su conservación son los de plástico duro o cristal, siempre convenientemente esterilizados. Es posible guardar la leche extraída a lo largo del día para evitar reunir muchos recipientes con pequeñas cantidades, aunque lo mejor es guardar cantidades en función de las tomas. Lo que no se debe guardar es la leche sobrante del biberón, esta hay que desecharla.

El proceso de conservación de la leche materna requiere un poco más tiempo que los preparados artificiales, pero este esfuerzo extra se verá compensado por las ventajas que le aporta a nuestro hijo.