Los beneficios del agua durante el embarazo

El cuerpo humano podría estar una media de 40 días sin recibir alimento, en cambio no aguantaría diez días sin agua, no en vano el organismo de una persona está formado por un 70 cien de agua aproximadamente. El agua es un elemento indispensable para la vida y necesitamos mantener ese porcentaje constante.

A lo largo del día se pierden grandes cantidades de agua a través de la orina, el sudor o la respiración, en función del desgaste que hagamos aumentará a su vez la necesidad de beber agua.

Porque, ¿qué ocurre cuando el cuerpo no recibe suficiente agua? El agua es básica en las múltiples reacciones químicas que el organismo realiza a diario y cuando esta es insuficiente el cuerpo empieza a fallar y surgen todo tipo de trastornos generalizados, desde migraña hasta fatiga pasando por problemas digestivos, del sistema circulatorio, musculares, incluso depresión, estrés o insomnio.


Siempre que empecemos a tener sed debemos beber agua, especialmente durante el embarazo


Pese a todo bebemos menos agua de la que necesitamos, es entonces cuando aparece la sed, el mecanismo que nos avisa de que tenemos que beber más y es importante estar alerta a su llamada y no sustituir los ocho vasos diarios que se precisan por otro tipo de bebidas.

Por todo lo dicho si cualquier persona necesita un mínimo de un litro y medio diario de agua para que el organismo no sufra por la carencia, cuánto más las embarazas que deben soportar el esfuerzo extra de albergar una nueva vida. En su caso es mejor beber al menos dos litros y medio diarios, así dicho puede parecer mucho pero si lo repartimos a lo largo del día comenzando con dos vasos por la mañana, uno media hora antes de cada comida y otros tantos repartidos a lo largo del día el objetivo se consigue solo. Es recomendable además que las embarazas lleven encima una botella de agua, especialmente en épocas de mucho calor.

Con la adecuada ingesta de agua las embarazas no solo van a asegurar el correcto funcionamiento de su cuerpo y prevenir molestias y enfermedades, sino que van a obtener múltiples beneficios que en su caso son doblemente necesarios. El agua hace que la sangre esté más diluida, con lo que los nutrientes se distribuyen mejor y aumenta la cantidad de orina, favoreciendo así la eliminación del toxinas del organismo y evitando problemas como las infecciones o el estreñimiento, una de las molestias generalizadas de las embarazadas.


El consumo de agua y su efecto en el bebé


No solo eso, el agua es precisa para aumentar el volumen del plasma sanguíneo y mantener la cantidad de líquido amniótico que asegure un correcto desarrollo fetal. Otras molestias como la acidez propia de esta etapa se puede minimizar mucho bebiendo agua muy a menudo gracias al efecto positivo que tiene sobre los jugos gástricos, a la vez las sensaciones de mareos y náuseas serán mucho menores. Con la ingesta adecuada de agua se va a prevenir también la retención de líquidos que provoca piernas cansadas e hinchadas.

Así, no hay que esperar a tener sed, durante el embarazo hay que mantenerse constantemente hidratada, la mujer se sentirá mucho mejor y sus efectos se notarán también en el desarrollo del bebé.