Al nacer la visión del bebé se encuentra muy limitada, el ojo se va a ir desarrollando a lo largo de los primeros años de vida y no será hasta la pasada la pubertad cuando esté completamente formado. Aspectos como el color, la longitud, el volumen, los músculos o el enfoque van cambiando a lo largo de los años, por tanto no es fácil saber desde el principio si el bebé tiene algún problema de visión, y por ello habrá que estar atentos y acudir a las revisiones periódicas del pediatra.
Aunque no haya ningún problema el pediatra realiza una serie de exámenes con el objetivo de valorar la visión.
En el primer mes se descartan malformaciones congénitas y otros problemas graves que se puedan percibir en el ojo. A partir de los seis meses, cuando el niño ya ha mejorado mucho su capacidad de enfocar, se puede hacer un primer diagnóstico de estrabismo.