Herpangina en los bebés

Con la llegada del verano, y de las altas temperaturas, crecen las posibilidades de que un niño tenga herpangina, una enfermedad que provoca lesiones en la boca de los más pequeños de 5 años.

La herpangina produce síntomas en el niño durante unos 7 días. Afecta toda la zona de la boca del pequeño, incluyendo su faringe y las amígdalas.

El médico la puede diagnosticar fácilmente gracias a sus lesiones, que son como úlceras, y a otros indicios, que incluyen fiebre, dolor de garganta y de cabeza, problemas intestinales, pérdida del apetito, y exceso de saliva, que puede llevarle al babeo.


Características de la herpangina


La herpangina es una enfermedad de origen vírico, que se incuba entre 2 y 7 días, y que incide sobretodo en los niños.

Las lesiones de la herpangina tienen forma de úlcera, y duelen especialmente a los niños que las padecen. Son de color blanco, y tienen un borde rojo, y generalmente no son muy abundantes entre los pequeños que la padecen.

Al ser origin ada por una mezcla de varios virus, la verdad es que es imposible prevenir que un niño pueda padecer la enfermedad de la herpangina. De todos modos, controlar los posibles brotes que puedan aparecer en su entorno siempre será positivo para darse cuenta de que la padece desde un principio.

Esta enfermedad no tiene complicaciones médicas descritas, pero se recomienda que se consulte con el pediatra si sus síntomas duran más de cinco días, si le cuesta beber, o si empieza a deshidratarse.


Cómo tratar la herpangina


Como todas las enfermedades de origen vírico, el único tratamiento que se puede dar a un niño con herpangina es para paliar sus síntomas, y conseguir que se sienta mejor.

Una de las principales molestias de esta enfermedad es la fiebre, así que el pediatra recetará antipiréticos infantiles como único medicamento. Los líquidos abundantes ayudarán a que el niño no se deshidrate. También es recomendable que coma yogures, helados y leche fría, ya que no le irritarán aun más la boca.


La evolución de la herpangina


A priori, la herpangina es una enfermedad que no debe preocupar a los padres del niño en exceso, ya que se supone que en una semana remitirá por si misma. De todos modos, en necesario que un pediatra visite al niño, y le haga un reconocimiento médico, que le permita asegurar que todo marcha bien.

El pronóstico de un pequeño que padezca de herpangina es, en la inmensa mayoría de los casos, bueno. El niño solo tiene las molestias de la fiebre y no tiene ganas de comer (debido a las lesiones que le aparecen en la boca) pero en principio la enfermedad no va más allá.

Las posibles complicaciones de una herpangina aparecen en muy pocos de los niños enfermos y son, sobretodo, de carácter bacteriano, con lo que se tratan fácilmente con la administración de antibióticos. Esencialmente, esas complicaciones poco frecuentes son la otitis y la neumonía bacteriana.