Movimientos involuntarios, repetitivos, bruscos y de corta duración. Los tics nerviosos afectan aproximadamente al 20 por cien de los niños. Conductas como guiñar los ojos, sacudir la cabeza, encoger los hombros, aclararse la garganta… se producen sin que el niño pueda hacer nada por evitarlo.
No se han establecido causas claras de su aparición, se han estudiado desde factores genéticos, hasta el exceso de sustancias químicas en el organismo o el funcionamiento defectuoso de una parte del cerebro.
En lo que si parecen estar de acuerdo los investigadores, es en las causas psicológicas. Los factores ambientales y de aprendizaje son determinantes en su desarrollo. Los tics involuntarios en niños se agravan en situaciones de estrés, ansiedad o irritabilidad, también cuando el niño está sometido a grandes emociones. En cambio, si está concentrado realizando alguna actividad disminuyen mucho y desaparecen cuando está durmiendo.