Complicaciones en la placenta

La placenta es un órgano fundamental en el desarrollo del feto, ya que asegura que le llegue la nutrición y oxígeno necesarios para su desarrollo, y devuelve a la sangre de la madre sus productos de desecho.

No es habitual que se padezcan complicaciones en la placenta durante un embarazo, pero es esencial conocerlas dada la importancia que pueden tener en el desarrollo de la gestación, el parto y el puerperio.


La placenta previa


Se denomina placenta previa a cuando este órgano se encuentra atravesado, o muy cerca del cuello uterino.

Si está en esta situación en el momento del parto, es necesario efectuar una cesárea para evitar hemorragias importantes en la mujer.

La placenta previa se diagnostica a una embarazada en el tercer trimestre de gestación, ya que no crece al mismo ritmo que la cavidad uterina. Esto implica, también, que puede ser reversible al final del embarazo, y que la placenta puede acabar alejándose del orificio cervical.

El principal síntoma de una placenta previa es una hemorragia sin dolor que sufre una mujer embarazada hacia la mitad del embarazo, sin motivos ni otros síntomas asociados. Es necesario acudir de inmediato al médico para que realice una ecografía que permita diagnosticarla.

Tener más de 35 años, haber sufrido más de una cesárea previa, o ser multípara son algunos de los factores que influyen en que una mujer pueda tener placenta previa.


Desprendimiento prematuro de placenta


Esta complicación de la placenta tiene lugar cuando este órgano se separa de la pared del útero. Puede ocasionar problemas importantes para la madre (hemorragias abundantes) y para el bebé, ya que se vería privado de oxígeno.

Los síntomas de un desprendimiento de placenta incluyen dolor y endurecimiento en la zona del abdomen, sangrado vaginal de color oscuro y dolor de espalda. Si ocurre, debe hacerse nacer al bebé de manera inmediata, ya sea por cesárea o por parto vaginal, si éste ya estaba iniciado cuando se ha producido el desprendimiento.

Algunos de los factores que pueden favorecer un desprendimiento de placenta son tener preeclampsia, diabetes, tener una edad avanzada para ser madre y ser fumadora.


Placenta adherida


Ésta es una de las complicaciones menos habituales de la placenta. Se produce cuando este órgano queda adherido a la pared del útero, después de que se haya producido el parto. Por lo tanto, es muy difícil de diagnosticarla antes del momento del nacimiento.

Una placenta adherida al útero puede provocar una hemorragia en la madre y necesita que se retire mediante cirugía. Dependiendo del grado de penetración de la placenta en el útero y de su extensión, a veces es necesario extirpar el útero para evitar problemas aun peores de hemorragias.


Placenta envejecida


Lo normal en un embarazo es que la placenta se mantenga en condiciones normales hasta el final del embarazo, pero a veces se produce un envejecimiento de este órgano. Cuando esto ocurre, la placenta no funciona con normalidad y, por lo tanto, la vida del feto está en riesgo.

Es necesario que el médico controle de manera regular el nivel de madurez que va asumiendo la placenta en cada momento del embarazo, vigilando la aparición de calcificaciones y si cumple de manera correcta su función.

Las madres mayores de 35 años, multíparas, con preeclampsia, tabaquismo y déficits nutricionales son las que tienen más riego de padecer una placenta envejecida.