Tener problemas para lograr un embarazo es algo mucho más frecuente de lo que nos puede parecer. Las cifras de parejas con trastornos de infertilidad son muy altas en todo el mundo, y concluyen que una de cada siete tiene dificultades para concebir.
Cuando los problemas para conseguir la concepción ya son una realidad patente, empiezan los nervios y agobios para la pareja, que no siempre reacciona al unísono a la hora de hacer frente a la situación y buscar asesoramiento médico.
La importancia de una pareja unida
La infertilidad debe ser vista como un problema de pareja, ya que tanto la mujer como el hombre pueden ser, por sí solos o combinados – los factores causantes del problema.
En mucho casos, los médicos ven como acude a su consulta la mujer o el hombre solos, sospechando que ‘tienen la culpa’ de no poder tener hijos.
Esto es completamente contraproducente, tanto para la relación de pareja, como para que el especialista consiga tener una visión general del problema a tratar.
Es más, el hecho de acudir juntos a una primera visita por infertilidad hará que ambos puedan darse cuenta del complicado diagnóstico y tratamiento al que se están enfrentando. Para empezar, conocerán la dureza de someterse a un estudio de infertilidad.
Además, hay que tener en cuenta que un 25% de las parejas infértiles lo son por una combinación de factores masculinos y femeninos, con lo que es importante que ambos acudan juntos a la consulta médica, para poder evaluarlos en conjunto.
Infertilidad y estrés en la pareja
La verdad es que hacer frente a que un embarazo no llegue es una situación que puede provocar un alto nivel de estrés a una pareja. Y este nerviosismo se ve aun más incrementado cuando empiezan los tests y pruebas de infertilidad.
Por eso, los médicos insisten en que una pareja acuda junta a la consulta, para que puedan compartir y verbalizar en voz alta todas aquellas dudas e inquietudes que no se atreven a compartir con la gente de su entorno.
También muchos especialistas en infertilidad tienen la costumbre de, en una primera visita, someter a la pareja a un primer examen físico, con el objetivo de recopilar unos primeros datos que les permitan trabajar con posibles causas para no lograr un embaraza.
Las fricciones de la pareja
A parte de pasar juntos una serie de pruebas médicas que vayan a diagnosticar una posible infertilidad, lo que sí es una realidad constatada es que la pareja debe tener muy claro, si quieren evitar una crisis sentimental, la necesidad de mantenerse unida, y considerar los problemas para conseguir el embarazo como algo de los dos.
No en vano, alrededor del 60 por ciento de casos de infertilidad se considera que tienen un origen combinado de factores masculinos y femeninos. Por lo tanto, ni el hombre ni la mujer deben intentar zafarse de la realidad que viven, ni de su implicación personal en ella. De todos modos, los avances médicos hacen que, en la actualidad, conseguir un embarazo sea posible para un buen número de las parejas que se someten a tratamiento médico.