Las células que dan color a nuestra piel (melanocitos), se acumulan formando diferentes tipos de lunares, unos tumores benignos que pueden ser abultados, grandes, pequeños, aparecer en grupo o tener vellos.
Los lunares, también llamados nevus, van apareciendo a lo largo de la vida. En el momento del nacimiento podemos presentar algunos, aunque la mayoría de ellos aparecen en los primeros 20 años de vida, otros se muestran en la vejez.
Aparecen tanto en niñas como en niños, sin importar la raza, no son contagiosos y no suelen ser hereditarios.
Seguramente habremos oído aquello de que “los lunares son peligrosos”, en realidad, son un fenómeno natural ante el que no debemos alarmarnos aunque si es importante saber cómo darnos cuenta si un lunar está cambiando o puede estar dando signos de enfermedad.