Hay mujeres que deciden alimentar a su hijo por medio de fórmulas artificiales y que incluso abandonan la lactancia materna, debido a que es mucho más difícil controlar lo que come su hijo. El pecho no tiene una gradación y no podemos saber cuánto toma el niño si no es sacando la leche y midiéndolo.
Para saber si el bebé está satisfecho se puede aplicar la lógica que rige a todo ser humano: si no quiere más es que no tiene hambre y ha tomado suficiente.
Cierto es que esta sencilla regla no es del agrado de muchas madres, preocupadas por que su hijo reciba suficiente alimento, pero es la más efectiva, sobre todo si el bebé crece, aumenta de peso y parece satisfecho.