¿Cómo reconozco una contracción?

Según se acerca la recta final las gestantes, especialmente si se trata de su primer embarazo, empiezan a tener el parto muy presente. Las preocupaciones son muchas y variadas pero una de las más habituales es ¿cómo sabré que me he puesto de parto? La respuesta más sencilla, porque han empezado las contracciones.

Por mucho que se hable de las contracciones lo cierto es que hasta que no se experimentan no se llega a saber con exactitud como son, y es que cada mujer por sus características físicas e incluso por su predisposición psicológica y emocional, las vive de una manera.


En cualquier momento pueden comenzar las contracciones


Pese a todo hay una serie de señales que ponen sobre aviso a la mujer y la preparan para tener en cuenta que en cualquier momento pueden empezar las contracciones.

Hay veces que serán tan espaciadas en el tiempo que pueden pasar días hasta que la futura madre se de cuenta de que ha comenzado el trabajo de parto, en otros casos comienzan y aumentan de intensidad en poco tiempo.

En cualquier caso durante una contracción el útero, que es un músculo, se contrae. Contracciones se producen durante todo el embarazo pero es en la etapa final cuando se hacen más intensas con el fin de ablandar el cuello del útero y preparar al organismo para el nacimiento del bebé.

Hay contracciones preparatorias, son las denominadas de Braxton Hicks, no se pueden confundir con las de parto porque estas, al contrario que las otras no son dolorosas. Se produce una contracción del útero que baja hacia la vagina, dura unos 40 segundos. Durante este tiempo la mujer nota presión y una vaga molestia, nota también como toda la zona se endurece, pero nada más.


Las contracciones de parto


Cuando llegan las contracciones de parto reales, la mujer suele darse cuenta debido a que sí que son más molestas. Comienzan con una presión acompañada de un ligero dolor que poco a poco va a más hasta que para de repente, es muy parecido al dolor menstrual. Al principio, sobre todo en el caso de las primerizas, están muy espaciadas en el tiempo y lo habitual es que se den días antes incluso. Esto sirve para que la mujer comience a reconocerlas. Según pase el tiempo se harán más seguidas y aumentará también su intensidad. En este punto habrá que comenzar a medir su regularidad.

La dilatación que producen las primeras contracciones se producen más deprisa que cuando quedan pocos centímetros, por eso lo normal es esperar hasta que entre una contracción y otra pasen unos 10 minutos para acudir al hospital, es tiempo suficiente para que haya margen.

A medida que las contracciones son más frecuentes serán también más dolorosas, esa especie de dolor menstrual se intensifica y se siente en la espalda y la cadera. Es necesario estar mentalmente preparada e intentar controlar en la medida de lo posible el dolor, colocándonos en la posición más cómoda posible y practicando las respiraciones aprendidas en las clases preparto que resultan de gran utilidad. Pensemos que con cada contracción el bebé se está abriendo camino y estamos más cerca de tenerlo en los brazos.